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Acelerar el cambio

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La historia no es lineal. Hay acontecimientos que aceleran el ritmo y otros que lo frenan. Hay descubrimientos que impulsan la creación, no sin generar una buena dosis de destrucción en el proceso. Solo algunos años antes de lo que se consideraría el inicio de la Revolución Industrial, Malthus presentaba en Inglaterra su Ensayo Sobre el Principio de la Población, en el que el trabajo y la tierra —y su límite natural— eran los factores de producción relevantes. Solo unos años después, Inglaterra y Europa verían los enormes cambios que la máquina de vapor y los consecuentes procesos de manufactura detonarían. El capital había empezado a jugar un papel cada vez mayor en los procesos productivos.

La “destrucción creativa” se exacerba en ciertos periodos. Algunos estudiosos del tema señalan que durante las recesiones el proceso de destrucción creativa viene dado en gran parte por la pérdida masiva de empleos. Sin embargo, contrasta con que la creación de empleos no se recupera en la misma magnitud en las siguientes fases de los ciclos económicos. Los economistas podrán —¿podremos?— dar cuanto estimado se desee de la magnitud de la crisis que estamos iniciando y la verdad es que ninguno tiene un modelo lo suficientemente bien calibrado para entender todas las variables que aún son incógnitas. Se necesitaría una bola de cristal. Los datos que empezamos a ver son terribles. En solo tres semanas, más de 16 y medio millones de personas solicitaron ayuda para el desempleo en Estados Unidos. En México veremos un fenómeno distinto. Ya empezaron las pérdidas en el empleo formal. En tres semanas se perdieron más de los empleos generados el año pasado. Crecerá la informalidad muy probablemente. La precarización del empleo se acentuará. Y esto apenas empieza…

No sabemos cuál será la forma que tome la nueva normalidad, pero lo que es un hecho es que la llegada de este nuevo virus acelerará procesos que ya habían empezado. Un informe de la OCDE señalaba en 2019 que alrededor de 5.5 millones de empleos en México se perderían gracias a los procesos de automatización, desde luego señalando que había otros que podrían crearse para aprovechar el cambio tecnológico. ¿Qué hará un país que ha centrado una parte importante de su producción en la manufactura? Hoy esas empresas enfrentan una crisis que probablemente resolverán con un menor número de empleados en un futuro cercano. Las máquinas, los robots, reemplazarán aún más rápido a los trabajadores. Poco relevantes serán las resoluciones de cualquier secretaría o ministerio del trabajo. La realidad hará que se busque sustituir a los humanos por cosas que impliquen menos conflictos —que no demanden, que no exijan vacaciones o seguridad social, que no se enfermen, que no tengan sindicatos— y que cuesten menos. Desde luego que este proceso no será exclusivo de la manufactura. Abarcará todos los sectores, pasando por la agricultura y abarcando cualquiera que requiera procesos analíticos.

Esto llama a un cambio de paradigma profundo. Pocas veces se da uno cuenta de los cambios cuando se está inmerso en ellos; es más fácil analizarlos a la distancia que dan los años. Habrá perdedores y ganadores; así lo ha mostrado la historia siempre.

@ValeriaMoy

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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