No tienen ni tres meses en el cargo el gobernador, Samuel García, y el alcalde, Luis Donaldo Colosio, y ya son “presidenciables”. Traemos un cuete queriendo vivir el presente, pero ya pensando en el futuro. ¿Son los partidos los que traen prisa y están haciendo campaña perpetua? ¿O somos los ciudadanos los que queremos tener la certeza y control de quien será nuestro siguiente gobernante?
La política sufre el mismo mal que la cultura actual: vivir de prisa y estar pensando en lo que sigue. Hay un doble discurso; por un lado expresamos el enojo cuando un gobernante deja su cargo para irse a buscar otro puesto, pero a la vez, si nos parece bueno, queremos que se lance para uno mejor. No hay nada legal que impida que un funcionario de elección popular deje su cargo antes de tiempo y corra por otro, pero sí hay cierto castigo; enojo de alguna parte de la población, que hasta hoy no ha tenido efecto. Nos hemos acostumbrado al chapulineo; verlos saltar de un partido a otro, o de un puesto a otro.
Los queremos aquí y en el ahora, concentrados en sus funciones y que cumplan lo que con nuestro voto les confiamos. Me refiero a todos, pero en especial a los más tentados a pensar en el futuro: Samuel y Colosio. No podemos negar la efervescencia que está experimentando Movimiento Ciudadano, como fuerza política nacional y esto los pone en el reflector. Y si le sumamos su juventud, que están gobernando de una manera diferente para un público distinto, más la esposa de uno y el apellido del otro, nuestra mente se dispara al 2024.
Entonces, ¿son ellos o nosotros? Sí, pero no. Sí aquí, pero allá también. Con un pie aquí y otro allá. Pensando en el 2024, y con las broncas de hoy. Queremos políticos con experiencia, ¿en administración pública? ¿Con carrera política que hayan pasado por ciertos puestos? Entonces son los de hoy, los que buscamos para las próximas elecciones. Todos estamos en el conflicto de vivir el hoy, pensando en el futuro. Queremos que los políticos que hoy nos gobiernan lo hagan bien y se preparen para “ la grande”. ¿Cambiamos las reglas electorales? ¿Los dejamos arriesgarse? ¿Queremos que terminen bien? Veo más dudas que certezas. Más prisa que un “estate quieto”.
@guerravaleria
