Tenemos nuevo Congreso federal desde el 1 de septiembre y más que un logro como comúnmente se sienten los cambios, se percibe preocupación. No podemos negar que Morena arrasó en las urnas, especialmente en la elección presidencial, pero por otro lado en la distribución de los plurinominales, el INE definió lo que muchos llaman la sobrerrepresentación. Se privilegió más los intereses del partido en el poder, que la voluntad popular. Se logró lo que tantos temían, la mayoría en el Congreso de Morena junto con sus aliados del Verde y el PT.
Con esta nueva conformación se podrá lograr el Plan C; aprobar el paquete de 20 reformas enviadas por el Presidente en la Legislatura pasada. Pero sobre todo se buscará aprobar dos de las que más impacto tendrán en nuestra vida democrática; la reforma al Poder Judicial y la eliminación de los organismos autónomos.
Para ser precisos, Morena tiene una mayoría abrumadora en ambas cámaras. En San Lázaro cuenta con 364 diputados si sumamos a sus aliados, es decir, tienen una mayoría calificada que les permite cambiar la Constitución. Por su parte, en el Senado, Morena y aliados obtuvieron 83 senadores de los 128 que lo conforman. Y en estos últimos días, dos senadores del PRD de Michoacán y Tabasco decidieron traicionar a su electorado y sumarse a las filas guinda, quedando a un voto de lograr la aprobación de la reforma judicial. La débil oposición y el resto de la población temen que haya un Judas que se venda.
Cada día se percibe mayor polarización en el país. En años pasados, gracias a los ataques de AMLO, y ahora debido a la reforma judicial, que de fondo no resuelve el problema de la impartición de justicia y pone en riesgo la carrera judicial. Con esta reforma, cualquier abogado sin experiencia, pero con un gran poder de convocatoria y facilidad de palabra, puede ser juez. Ese es el verdadero peligro: poner la justicia en manos de no expertos, pero sí populares.
Entre el chapulineo, polarización y la falta de conciencia sobre los grandes cambios que nos afectarán a todos los ciudadanos, arranca el Congreso de la Unión. Con el cometido de la mayoría de legislar por su partido, más que por su electorado.
