Cultura

"Enrique Varela, visionario constructor de Guadalajara"

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  • "Enrique Varela, visionario constructor de Guadalajara"
  • Tomás de Híjar Ornelas

En el año que hubiera cumplido 92 dejó de existir, el 23 de enero del 2019, luego de una enfermedad que sobrellevó con entereza, un tapatío que tuvo ante sí la oportunidad de servir a Jalisco en todas las trincheras, en la época más propicia para ello, la de mediados del siglo pasado, cuando la reconciliación social sentó sus reales en la capital de Jalisco luego de muchísimos años de confrontación y querella.

En efecto, de 1950 a 1990, la participación activa de don Enrique lo convirtió en el puente donde deambularon con provecho los intereses de Jalisco que por circunstancias del tiempo se habían partido en tres gajos: el Estado mexicano, la Iglesia católica y la iniciativa privada.

Oriundo del barrio del Santuario de Guadalupe, alumno del Seminario Conciliar de Guadalajara en tiempos difíciles para este plantel, tuvo ante sí la oportunidad de tomar parte activa en el tácito acuerdo de no agresión en Jalisco, que después de la Segunda Guerra Mundial se hizo de concordia, gracias a tres gestores el Gobernador Jesús González Gallo, el arzobispo José Garibi Rivera y el intelectual Efraín González Luna.

Fue desde la Cámara de Comercio, que dirigió nada menos que 33 años, donde Enrique Valerla deambuló con a favor, liso y llano del bien común, es decir, de todos, comenzando por la comunidad política por excelencia, el pueblo, al que promoviendo para él tanto justicia laboral y oportunidades como congruencia, es decir, nunca medrando.

Esta cualidad suya, en una época en la que la corrupción lo invade casi todo, podríamos resumirlo en un solo ámbito: justicia. Fue un hombre que pudo, deseándolo, hacerse no sólo rico, sino incluso inmensamente rico, y lo fue en cualidades humanas a cambio de despreciar el dinero y las posesiones materiales, que únicamente usó para sostener, con el mínimo decoro, un tren de vida sin rebasar jamás el límite de la decencia y no aspirar a otra cosa que una vivienda pequeña y modesta, con algo que llevar a la mesa y nada más.

Las virtudes acrisoladas de don Enrique le permitieron también hacer de la cultura un filón que apuntaló desde la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística, en la que estuvo al frente, y del Instituto Cultural Ignacio Dávila de Garibi, que fundó y fue consejero hasta el final de sus días. La Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Guadalajara, en el tweet de su sitio virtual, da la noticia de su fallecimiento por conducto de quien a la fecha la encabeza, el arquitecto Javier Orendain de Obeso, calificándolo como “un hombre crucial para la historia de nuestra Cámara y visionario en la construcción de la ciudad”.

Poco después, la esquela luctuosa de dicha corporación, condensa la trayectoria discreta pero fundamental de Enrique Valera en un texto que no tiene desperdicio: “Un hombre íntegro y notable, con una visión transformadora de Guadalajara, que es parte fundamental de nuestra historia”. Descanse en paz.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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