Cultura

El día de la hispanidad al estilo Jalisco

  • Vesperal
  • El día de la hispanidad al estilo Jalisco
  • Tomás de Híjar Ornelas

Las circunstancias que impidieron este día actualizar en la zona metropolitana de Guadalajara la manifestación pública más copiosa en, la Llevada de la Virgen de Zapopan de la Catedral tapatía a su basílica en la otrora Villa Maicera, no opacaron, sin embargo, eso que en nuestros días de cambio de época se ha convertido en moneda corriente, la participación virtual en ese acto, que por esa vez rememora tres sucesos: el bicentenario del Generalato de la imagen el 15 de septiembre de 1821 –aparejado al de la consumación de la independencia el día 27 inmediato–; el primer centenario de su coronación pontificia (18 de enero de 1921) y el reconocimiento público y notorio del indocristianismo gracias al testimonio fílmico del largometraje documental “La llevada y la traída”, de Ofelia Medina, eco del reconocimiento mundial de la Romería a Zapopan por parte de la UNESCO.

Con guion de ella misma, producción de Rodolfo Guzmán y Enrique García Meza, música de Montserrat Revah y de Eduardo VC, sonido de Miguel Mata y Juan Pablo Huerta, cinematografía de Emiliano León y Miguel Ángel García, edición de la señora Medina al lado de Claudia de Berardinis y como intérpretes otra vez Ofelia al lado de Farith Reyes, Marisol Languren y Héctor Quintero, el rodaje implicó dos años en esto y uno más en la fase final de la producción.

Como ya tuvo este columnista ocasión aquí de confrontar el propósito del filme con un término que necesita precisarse, ‘indocristianismo’, vayan los párrafos que siguen a tal propósito y sírvame de pie el comentario que me hizo un investigador que tiene ahora en sus manos el plan de articular todo lo que se esconde bajo este neologismo: “Tuve la oportunidad de ir ayer a la premier de la película de La llevada y la traída... dieron en el clavo al indocristianismo... Aunque ahí lo presentan y no lo saben explicar”.

No le falta razón a mi versado colega, pero matizaría lo que me escribió añadiéndole a las palabras finales “ni tendrían porqué hacerlo”.

En efecto, si por ‘indocristianismo’ entendemos la fusión del Evangelio que se fue dando desde la sensibilidad sagrada las culturas amerindias a partir de 1521 y lo que implicó para ellas de 1549 a 1812 vivir en congregaciones bajo un régimen jurídico particular y comunitario, no resulta exagerado sostener que la cultura mexicana bajo tal adjetivo es indocristiana y que el arte popular mexicano, por eso mismo, la primera manifestación universal que aglutina lo mejor de Oriente y de Occidente en el Nuevo Mundo.

Tal vez necesitaríamos mancornarle a nuestro adjetivo, otro, ‘barroco indocristiano’, a propósito de la presencia esencial que merced al Galeón de Manila traiga y lleve, de los puertos de San Blas y Acapulco al de Veracruz, las expectativas de Marco Polo y de Cristóbal Colón, a estas tierras y pueblos, para entender un poco creaciones tan eximias como las de los carpinteros de la sierra en el caso de la Villa Alta de San Ildefonso de Oaxaca o tan menudas, dignas y queridas como la loza de Guadalajara.

Así planteadas las cosas, el Día de la Hispanidad –un tiempo largo llamado ‘Día de la Raza’, nombre anfibológico y felizmente ya en desuso–, instituido en 1892 y en atención a cuyo asueto se movió la romería del 5 al 12 de octubre, desde Jalisco sabe a Matria, a esencia, a raíz, en las tres versiones indocristianas especialmente honradas por acá en Zapopan, San Juan de los Lagos y Talpa.

Tomás de Híjar Ornelas


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.