Cultura

Arte Wixárika

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  • Tomás de Híjar Ornelas


A la memoria de José María Herrera,

indio wixárika del que desciendo,
y de Miguel León-Portilla, indigenista conveso

Uno de los temas de investigaciones estéticas en Jalisco con mucho futuro pero hasta apenas sí explorado es el del arte wixárika o, defectuosamente, arte ‘huichol’, como emblema de la fusión que en su tiempo hizo la mercadería oriental de paso a Europa que se quedó entre comunidades novohispanas como la wixárika, que por habitar en las cercanías del litoral del Pacífico durante los 250 años que duró la ruta comercial del Galeón de Manila no fueron ajenas a esta circunstancia.

Si el sueño de Cristóbal Colón en 1492 fue abrir un camino de ida y vuelta del occidente europeo al océano Índico, su realización la hizo posible, en 1565, el talento y la temeridad del cosmógrafo y ya para entonces religioso agustino fray Andrés de Urdaneta, el cual, zarpando de la Barra de la Navidad con la tripulación a cargo de Miguel López de Legazpi, descubrió la ruta de tornaviaje que hizo posible una o dos veces al año el arribo a la Nueva España de la mayor embarcación jamás construida hasta entonces, una ciudad flotante cargada de productos de Asia a Europa, desde especias hasta seda, porcelana y marfil tallado.

De Manila a la Bahía de Banderas y al puerto de San Blas, la Nao de la China proporcionó, antes de arribar a Acapulco, una fuente de inspiración inagotable a los artistas y artesanos indios de la Nueva Galicia, que ellos aprovecharon para producir obras tan originales el arte wixárika o la cerámica de barro bruñido de Tonalá. Motivos de sobra hay para comprobar que entre las culturas amerindias la huichola fue la que mejor asimiló este intercambio, al grado de valerse del estambre teñido, los pañuelos y las telas, estampadas o no, pero de colores vivos, y las minúsculas cuentas de vidrio fabricadas en la India y por eso llamada chaquira, la materia prima para confeccionar con ella el ornato de su menaje cotidiano y sagrado. Pulseras, collares y bolsas, jícaras ceremoniaIes y su atuendo de gala se vistió con diseños a base de motivos geométricos, orgánicos y figurativos, los que ahora forman parte intrínseca de su imaginario no menos que su tenacidad para mantener viva su lengua, gracias a lo cual estos descendientes de los grupos humanos que luego de la Guerra del Mixtón (1540-1542) se atrincheraron en uno de los pliegues de la Sierra Madre Occidental, la Mesa del Nayar, incólume hasta la primera mitad del siglo XVIII, han podido mantener su esencia identitaria hasta convertirla en arte. Botón de lo dicho, hasta el 24 de noviembre del 2019, es, en la Ciudad de México, la exposición ‘Los juguetes de los dioses. Simbología y transformación del arte wixárika o huichol’, en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo del Palacio Nacional, y en el Hospicio Cabañas de Guadalajara la que lleva por nombre ‘Grandes maestros del arte Wiráxika’. Y un foro para exponer lo aquí insinuado –o seguirlo echando de menos–, el Seminario ‘Pueblos Indígenas de Jalisco’, que tendrá lugar en ese recinto del 24 al 26 de octubre, bajo la coordinación del doctor Guillermo de la Peña.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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