Aunque este 17 de octubre se cumplen 66 años del decreto que otorgó a las mexicanas el derecho al sufragio, los partidos políticos continúan viendo cómo evaden la paridad y la violencia política por género no cesa.
La historia oficial nos dice que el 17 de octubre de 1953 el presidente Adolfo Ruiz Cortines otorgó a las mexicanas el derecho al voto, como un patriarca magnánimo, pero la lucha de las mexicanas por el derecho al sufragio viene desde la creación misma de México como nación.
Desde 1824, las zacatecanas reclamaron la ciudadanía como consecuencia de su participación en la independencia. Después, en 1887, la periodista Laureana Wright encabeza la lucha por el derecho al voto desde “Las violetas del Anahuac”, primera revista feminista en la historia de nuestro país. Este mismo reclamo fue emitido por el grupo “Las admiradoras de Juárez” a principios del siglo XX.
Luego del gran aporte de las mujeres en la revolución mexicana, soldadas, periodistas y estrategas, encabezadas por Hermila Galindo, reclamaron el derecho al sufragio, pero los constituyentes se los negaron.
En 1920, tras descalificaciones, humillaciones y amenazas de muerte, las yucatecas consiguieron el derecho al voto, y en los siguientes cinco años lo hicieron las potosinas y las chiapanecas.
Después de una ardua batalla librada en todos los frentes (incluso contra los izquierdistas, que en 1920 expulsaron del Partido Comunista a Concha Michel por pedir el sufragio); el 17 de octubre de 1953 se logra el decreto oficial. Sin embargo, antes que en México, el sufragio femenino se había legalizado en casi toda América latina, incluso en democracias aparentemente más débiles como Jamaica, Trinidad y Tobago, San Vicente y Haití.
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