Quisiera agradecerle a Karla Sofia Gascón, a nombre de todos los estudiantes de relaciones públicas del futuro, por crear el documento perfecto que les enseñe TODO lo que nunca deben hacer. Para equivocarse, así como publirrelacionista, hay que tener un cliente que te escuche y que entienda las reglas, justas o injustas, del mundo del entretenimiento y la política.
No habíamos acabado de recuperarnos de la impresión de los tuits ofensivos y racistas de los pasados cinco años cuando ella ya había cerrado su cuenta en X. Claro que ya había pantallazos y registros de todo: de pronto, no solo éramos mexicanos y brasileños quienes estábamos hablando con incredulidad del discurso de la película y de su protagonista. De pronto, chinos, musulmanes, afroamericanos y la misma Academia de Hollywood, para resumir, nos enteramos de publicaciones en contra de todo lo que Karla parece estar representando en su campaña por el Oscar: respeto, diversidad, inclusión y compasión.
Dos días después de borrar su cuenta de X, dio una entrevista de casi una hora a Juan Carlos Arciniegas, de CNN, donde le pegó a la trifecta perfecta de lo que hoy conocemos como “disculpas que no disculpan nada”. Destaco el “me sacaron de contexto”, “algunos de mis mejores amigos son (inserte al grupo insultado aquí)” y “quiero pedir disculpas si se ofendieron con lo que escribí” (relegando la responsabilidad al ofendido y no la ofensa del problema).
En la entrevista dejó claro que no tenía en este momento comunicación con Netflix, que no pensaba retirarse del Oscar ni de todas sus demás nominaciones. Yo no quería que alguien más ganara todos estos premios por algo así. Quería que así fuera porque todas las actuaciones y producciones son infinitamente mejores que Emilia Pérez. Pero no siempre podemos tener lo que deseamos.
