Evidentemente, la película se trata de James Bond, así que muchos enloqueceremos por Daniel Craig cuando se nos pare enfrente. Y sin duda, la presencia del británico es tal que podría hacer que se nos olvidaran muchas cosas, como la cordura. Pero si hay algo que el legado del 007 sabe es que para que las cosas funcionen como deben hay que saber rodearse de enormes talento y ahí entran los Sams.
Miren que Sam Smith lleva poco tiempo en el escenario internacional de la música pero, sin la menor duda, ya es una de las voces más emblemáticas de nuestros tiempos. Poder platicar con él durante los eventos de Spectre en México me provocó algo verdaderamente emotivo. Este hombre tiene la perfecta mezcla de un talento arrollador y la refrescante actitud de que aún nada lo echa a perder. Ha vivido fuertes transiciones en su vida personal en los últimos dos años y me hace sentir que todavía no sabe del todo cuánto la gente lo adora.
Así que al hablar con él es como platicar con un viejo amigo que te ve a los ojos sin esa mirada que la mayoría de las estrellas ya han perfeccionado para que no penetres sus secretos más íntimos. Y en el caso de Sam Smith lo entiendo, ya los dice todos con su voz. Estaba feliz de estar de regreso en el Auditorio Nacional, donde hace unas pocas semanas se enteró del tamaño de amor que hay por su trabajo aquí. Y ahora como parte del legado de Bond. Hay que decirlo, cuando el talento es tan infinitamente superior al ego es un respiro delicioso. Querido Sam, sigue así.
Y luego el otro maravilloso Sam. Sam Mendes el director de la cinta. Es un hombre de teatro a más no poder. La primera secuencia de Bond, donde majestuosamente vislumbra a una mágica celebración de Día de Muertos en el Zócalo, me la pude imaginar fácilmente en sus escenarios londinenses. O cuando toma Nueva York cual tormenta. No es novedad que este es un hombre que trabaja con vulnerabilidades y pasiones profundas, y eso es la única manera de reconocer a Bond estos días. Eso, me admitió, seguramente sí viene del teatro, aunque no sabe dónde empieza una cosa y acaba la otra.
Sam Mendes ha hecho algunas de la cintas modernas más impactantes por la vida interna de sus personajes (Belleza americana) y reinventó la puesta en escena de Cabaret hace ya más de 15 años, aunque se reestrenó en 2013. Se ve un mundo de ideas pasar por su cabeza en cada frase de cualquier conversación con él. Y por eso mismo no puede más con la pregunta de "¿Vas a hacer otro Bond?". Los productores mueren porque diga que sí, pero por ahora no hay manera. Ni le pregunten, tiene demasiado que hacer y sabe dejar ir. Eso pasa en el teatro, es efímero. Lo que le gusta del cine, nos contó, es que como esa otra película de Bond refiere, solo que con diamantes: las cintas son para siempre.
@SusanaMoscatel