A donde uno vea encontrará titulares sobre cómo la cinta de Margot Robbie ya superó (por mucho) los mil millones de dólares. Del cómo esta es la cinta dirigida por una mujer, Greta Gerwig, que más dinero ha recaudado. Ahora lo nuevo es que ya superó a The Dark Night de Batman como la cinta más exitosa en Estados Unidos de Warner Brothers. Vaya, no hay día que no se rompa un récord o cambie en algo el panorama. Sin embargo, hay algo que preocupa y que ya comienza a hacer eco en más de un comentarista, incluyendo quien les escribe.
Esto no tiene que ver con la supuesta confrontación entre los sexos que varios han tratado de concluir de la película. Creo que muchos de los mejores momentos los tiene Ken, si ya nos vamos a poner particulares, sobre todo su gran canción que sigue subiendo en las listas: “I’m Just Ken”.
No. Parece que el problema
es que muchos de quienes deciden qué se va a hacer en el cine cuando acabe esta necesaria huelga piensan que la clave está en hacer más películas de juguetes. Mattel lo cree así, preparando más de 15 películas basadas en sus productos. El problema no son los juguetes en sí, el factor nostalgia de algo sirve. Pregúntenle a Las Tortugas Ninja o a Transformers. Pero no están entendiendo el éxito que esta película les debería haber dejado claro: las mujeres, de todas edades, amamos ir al cine. Ver las temáticas de nuestra realidad analizadas y vernos reflejadas ahí. Amamos nuestras contradicciones y ha quedado claro que podemos determinar lo que será un gran éxito en taquilla con los elementos. No se trata de hacer muchas más películas de juguetes, sino de darle el espacio, presupuesto y libertad a alguien como Greta para que haya magia. Para que llenemos esos cines. Somos más de la mitad de la población y eso casi nunca pasa. La esperanza es que Barbie cambie eso.