No se equivoquen, más allá de los titulares sobre la respuesta, “¡al fin!”, de Chris Rock respecto a la cachetada que le propinó Will Smith en la pasada edición el premio de la Academia, lo qué pasó el sábado anterior por la noche en Netflix fue… no quiero utilizar la palabra “histórico”, pero sin duda, resultó algo “nuevo”.
El especial, el cual Rock ya había trabajado en vivo durante su gira, en algunas partes al menos, se llama Selective Outrage, (Indignación selectiva), y este fue el primer gran evento que Netflix pone “en vivo” en la plataforma.
El sábado en la noche resultó fascinante ver cómo la gente quería saber qué diría el comediante, porque esa era la promesa implícita, de la infame y tan popular bofetada.
No quedó a deber e incluso cuando se equivocó y confundió películas de Smith, arruinando el chiste, dejó en claro el origen del problema con Jada Smith, el hecho de que Will es muchísimo más grande físicamente que Rock y sí, repasó punto por punto el drama original de la pareja diciendo: “yo no hablaría de estas cosas pero, aunque a todos aquí nos han puesto el cuerno, nadie más es entrevistado por quien le puso el cuerno al respecto”. Cierto, eso fue lo que sucedió.
Igual que la cachetada, el especial tenía el factor especial de “cualquier cosa puede pasar aquí” y así fue.
Netflix probó las “¿glorias?” de la televisión en vivo y Rock supo monetizar como nadie el saber cuándo y por cuánto responder al fin públicamente al incidente del pasado Oscar.
@susana.moscatel
