Seguramente han escuchado por ahí que la creadora de Harry Potter continúa sosteniendo sus dichos sobre temas de identidad de género, particularmente respecto a la comunidad trans. El hecho es que, a pesar de recibir una cantidad brutal de mensajes de decepción, enojo y odio, Rowling no es precisamente fácil de intimidar. Aunque creo que ya se está dando cuenta de que Broadway no es precisamente Hogwarts, del cual sí tiene control absoluto.
Los teatros de Nueva York en junio son un arcoíris de luces, en los programas de mano, en los shows alrededor del mainstream y en los escenarios de las obras más grandes y peleadas del mundo. Harry Potter, la obra, regresó cambiada de la pandemia. Ya no es en dos partes (había que ir dos días distintos), ha tenido mucha prensa porque en algún momento Hermione fue interpretada por una actriz afrodescendiente, y esta semana, camino a los Tony, como los demás teatros se pintó de arcoíris.
Muchas voces se levantan en contra. Sobre todo porque los productores no han hecho ningún pronunciamiento en contra de la escritora como muchos exigen. Activistas como Anthony Rapp, quien para mi siempre será Mark de Rent, y en estas materias es el hombre que denunció a Kevin Spacey está exigiendo, junto con muchos más, precisamente que haya congruencia. Ya se imaginarán como se puede poner eso. Y es triste por muchos motivos. Pero no es un tema que vaya jamás a pasar desapercibido, y siempre y cuando podamos hablar y no insultarnos, creo estas noticias tienen potencial de ayudarnos a construir una mejor sociedad, sin destruir lo que sí funciona en ella.
@susana.moscatel