Resulta que en México como en Estados Unidos, no falta quien quiera ser candidato presidencial; sin embargo, las diferencias son notorias. En EUA, los que quieren ser lo dicen sin recato, lo anuncian a grandes vuelos y con voz en pecho, no lo niegan y luego siempre sí van.
Existen solamente dos partidos políticos, no 10, y ahora los independientes como aquí en México.Allá solo existen los Demócratas y Republicanos.
Por los Republicanos hasta ahorita cuentan con 11 candidatos. Resaltan Jeb Bush, hijo y hermano de ex presidentes; Ted Cruz, primer senador hispano por el estado de Texas desde 2013; Rand Paul, senador por el estado de Kentucky; Marco Rubio, senador por el estado de Florida; Rick Perry , ex gobernador del estado de Texas desde 2001 hasta 2014.
Así podría seguir con la lista en la que resalta que, todos son miembros del Congreso o han gobernado un estado, en su mayoría todos ellos provienen de familias de carrera política.
Por el partido Demócrata Martín O´Malley, gobernador del estado de Maryland y alcalde de Baltimore; Bernie Sanders, que fue alcalde de Burlington durante 8 años y es senador por segundo periodo del estado de Vermont, y Hillary Clinton, quien ha sido senadora, primera dama y secretaria de Estado.
Nuevamente podemos notar la vocación y carrera política de estos postulantes y también de sus familiares más cercanos.
Suena lógico que si las elecciones en el vecino país del norte son en 2016, haya varios candidatos; lo que no suena lógico es que en nuestro país las elecciones sean hasta el 2018 y ya haya más de una y varios que están apuntada/os.
Me pregunto ¿qué pasaría si el hijo de Luis Echeverría, o de Miguel de la Madrid o de José López Portillo, Vicente Fox, Enrique Peña o cualquier otro Presidente de los últimos treinta años, quisiera ser candidato a la presidencia de nuestro país? ¿Tendrían alguna oportunidad? ¿Qué diríamos los mexicanos?
Mejor aún, ¿qué pasaría si Luis Miranda, René Bejarano, Arturo Montiel, Humberto Moreira, o los teiboleros Luis Alberto Villareal o Cuauhtémoc Gutiérrez, decidieran que sus nietos, hijos o ellos mismos pudieran ser candidatos presidenciables?
¿Cómo pueden creer Andrés Manuel López Obrador, Margarita Zavala, Luis Videgaray, Miguel Ángel Mancera o Miguel Ángel Osorio Chon que después de colaborar con quien lo han hecho, o tratar a toda costa de apropiarse de triunfos pírricos, pudieran contender para la presidencia de un país que está harto de los de su clase?
Las diferencias entre los candidatos norteamericanos y los nuestros, las han marcado los políticos mexicanos que corrieron hacia la meta del enriquecimiento fácil, la corrupción moral y la historia indigna. Ninguna posibilidad le dejan a sus descendientes de buscar con la frente en alto la presidencia de este México, transmitieron los genes del escándalo y el repudio social.
Que desgracia, la herencia social que dejan a sus familiares y colaboradores, y que pena la que nos dejan a nosotros.