En un pueblo en donde existe mucha piedra, en una calle llamada Piedra Bola N°53, tienen un bello jardín de piedras y cactus exóticos; pero ahí entre ese sinnúmero de piedras existe una que desde que se formó. ¡No se ha dado la vuelta! Ha permanecido dando una cara al cielo y la otra a la tierra desde hace millones de años; veamos cuáles son los efectos que esto puede traer sobre todo en las empresas:
El director que dirige una compañía trasnacional es esa clase de piedra, pues ha tenido contacto con innumerables directores de otras empresas y funcionarios de gobierno para hacer de su empresa un gran negocio; pero tiene una cualidad: no cede ante las oportunidades corruptas que se le presentan, aunque le faciliten el camino. Eso vale mas que todo el dinero que pueda obtener en su beneficio.
Aquel ejecutivo, que aparentemente es muy correcto y derecho en todos los negocios que hace, realmente exige y cede lo que no es suyo, a cambio de beneficiarse de manera personal, se da la vuelta a cada oportunidad que le conviene. ¡A estos hay que tenerles cuidado! Y dejarlos fuera de la empresa cuanto antes porque, ¡se la pueden acabar!
El CEO de esa empresa nacional desea que esta crezca, y él con ella en lo profesional; tiene claro que la única manera de hacerlo es pensar, decir y hacer lo que su código de ética y principios le dicen y que aparte coinciden con los de la empresa que maneja, aunque tenga que irse en muchas ocasiones por el camino más empedrado.
Y… Aquel director que administra el negocio familiar es muy recto en manejar y llevar hacia el bien a su familia, no sale de misa los domingos; pero en los negocios tiene fama de avanzar a cualquier costo, y por cualquier camino. ¡No entiendo! También hay quienes les gusta andar por la línea delgada en donde lo bueno parece malo y viceversa, al final piensan que hacen bien y están convencidos, pero la verdad es que... ¡son una piedra que ha dado muchas vueltas en el río!
¡Así que es mejor no rodar!
