El primero de septiembre en sesión de Congreso General, es decir reunidas la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, inició el primer periodo ordinario de sesiones de esta 64 Legislatura.
A las 17:00 se abrieron los trabajos bajo la conducción de un emblema de la política mexicana: Porfirio Muñoz Ledo. En el Pleno, poco más de 300 diputados y 70 senadores representaban a Morena y sus aliados, lo que contrastaba con los 47 diputados y 13 senadores del PRI. Se trataba de un entorno nunca visto.
Las preguntas eran muchas, pero quizá la que más expectativa generaba era: ¿cuál sería la actitud del bloque parlamentario mayoritario? La respuesta llegó muy pronto: apenas iniciando la sesión, el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, habló de lo que a su juicio fue un fraude electoral en 2006, de la cuarta transformación y de que Andrés Manuel es el mandatario más honesto de los últimos años.
La imparcialidad con la que debe conducir el presidente de la Cámara de Diputados la sesión quedó absolutamente de lado prácticamente desde el primer momento. Su discurso contrastaba con la afirmación de que la mayoría no aplastaría a las otras fuerzas políticas.
Gritos como el de “es un honor estar con Obrador”, “justicia”, y conteos hasta llegar a 43, estuvieron presentes a lo largo de la sesión, y también las interrupciones cuando algún posicionamiento no era de su agrado.
Para cerrar la sesión Mario Delgado, coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, pronunció un discurso que descalificaba prácticamente todo lo hecho en esta administración, y llamó a esta legislatura a ser fundacional, por no llamar “redentora”.
Lo visto ayer en San Lázaro no abona en nada a la vida democrática del país. Morena y sus aliados, si bien representan a la mayoría de los mexicanos, tienen que entender que hay tiempos para competir y tiempos para construir. El tiempo para competir ya pasó y lo ganaron con contundencia; pero para superar los retos que enfrentamos como país, el diálogo y, sobre todo, el respeto a los que piensan diferente, son la única vía.
Ayer iniciaron con fuerza; pero, en mi opinión, también con algo de arrogancia y de rudeza innecesaria. Qué diferente hubiera sido su mensaje a la Nación, si ayer hubiéramos visto actitudes de la buena política.
Un mal inicio
- Prospectivas
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Saúl Barrientos
Tampico /