Las candidaturas comunes se constituyen como la forma de participación y asociación electoral en las demarcaciones estatales y federales, así como ayuntamientos; los partidos políticos adoptan esta forma de alianza con el fin de postular al mismo candidato de mayoría relativa, así, la candidatura común y las alianzas exponen diversas tipologías que distingue a la coalición, que se divide en bipartidista y multipartidista.
Se forman uniones temporales transitorias sin tener compromisos posteriores a la elección, la consecuencia es que cada uno de los partidos solo cuenta con el voto como partido, obtenido a su favor, mientras el candidato cuenta con toda la votación de los partidos que lo han postulado como candidato común.
El viernes primero de marzo el PAN, PRI y PRD en Hidalgo registraron su alianza Fuerza y Corazón por Hidalgo y el compromiso de tener un candidato común ante el Instituto Electoral del Estado de Hidalgo, para renovar 84 ayuntamientos y las 18 diputaciones estatales, pese a que los dirigentes de los tres partidos no han mencionado cómo será la repartición en cada uno de ellos, tampoco han informado cuál será su estrategia electoral y cómo van a consignar los perfiles adecuados para cada municipio y con qué color van a ser candidatos comunes.
En tanto, Morena y Nueva Alianza Hidalgo hicieron lo propio ante el IEEH, con su convenio de acuerdo para obtener candidatos comunes en los municipios y las diputaciones locales anunciando que 67 municipios corresponden a Morena, 17 son del partido turquesa de mayoría relativa y solo cuatro de 18 diputaciones locales son para el Panal.
El panorama para la ciudadanía todavía no es claro en la forma de repartir los intereses y las ambiciones de poder, de común no hay nada que una a todos esos partidos coaligados.
Es un punto que deja incertidumbre en la ciudadanía con interrogantes en su percepción para elegir un candidato y, como en otras alianzas, la opinión de la ciudadanía no cuenta para elegir a su legítimo representante.
