Vestido con una guayabera blanca con rayas oscuras y pantalón negro, el presidente Andrés Manuel López Obrador sonreía la tarde de este sábado al supervisar en su gira, en plena pandemia por el Covid19, obras en Coatzacoalcos, Veracruz. A pesar de los llamados y las críticas a que la población permanezca en casa, o sólo salga a realizar actividades esenciales, finalmente no aguantó quedarse en Palacio Nacional.
Argumentó la importancia de estar cerca de las obras, de los estados y de seguir trabajando, tras la cancelación de las giras cada fin de semana.
Una de las banderas de López Obrador ha sido la importancia de acercarse a las ciudades, a los pueblos, a la gente, para no mantener centralizado el país. Y en esa línea de discurso anunció desde 2017, cuando era candidato presidencial, que las secretarías se mudarían a los estados para apoyarlos y además generar derrama económica. “Los trabajadores mejorarán sus condiciones de vida; tendrán crédito para vivienda; jubilaciones anticipadas; aumento salarial; permuta de plazas y otras garantías”, dijo en noviembre de ese año. Y al llegar a la Presidencia, en julio de 2018, lo confirmó.
Pero la realidad es que a dos años de esa afirmación esa supuesta mudanza nunca ocurrió. Sólo es el presidente el que se acerca a los estados, pero no sus oficinas.
Según datos obtenidos vía transparencia las únicas dependencias que han registrado algún movimiento -hasta antes de la pandemia- son tres y ha sido mínimo: Petróleos Mexicanos (Pemex), la Secretaría de Cultura y la de Minería. En el caso de Cultura, por ejemplo, solo el 4.5% se mudó a Tlaxcala, donde está la nueva sede, mientras que en el de Minería sólo el 2% se fue a Chihuahua. Semarnat únicamente movió a tres personas a Yucatán.
Esta periodista solicitó la misma información a todas las secretarías, sin embargo la mayoría contestó simplemente que no han realizado ningún movimiento ni cuentan con algún proyecto al respecto.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) que se mudaría supuestamente a Chiapas respondió que no tiene conocimiento del tema y que ni si quiera se han registrado viajes de sus titulares a ese estado por alguna comisión. Lo mismo reportó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) sobre su supuesto traslado a Baja California Sur. Sus funcionarios ni han pisado esa tierra en estos dos años.
La memoria es importante para exigir la rendición de cuentas y el corte de caja de las promesas, aunque éstas no sean tan relevantes ni tuvieran el potencial de significar un progreso radical para el país.
Son promesas y el no cumplirlas también da pie a analizar por qué se hacen, y por qué se siguen construyendo dentro de una retórica que solo parecería que busca simular la planeación de grandes cambios que no llegan nunca.
SANDRA ROMANDÍA es periodista de investigación. Coautora de Narco CDMX (2019) editorial Grijalbo; y Los 12 Mexicanos más pobres (2016) editorial Planeta y ganadora de la beca María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia.