Cada mañana, Mariana -nombre no real para no exponerla a riesgos- se prepara para una jornada más como enfermera en el Hospital de IMSS "Venados", en la colonia Portales, de la alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México. Antes de entrar respira hondo porque sabe en al menos unas seis horas no podrá comer, beber agua, ir al baño, ni respirar bien por el traje de protección y las máscaras que debe portar. Aparte de lidiar con la saturación y falta de insumos está "el calor, la deshidratación y respirar el mismo bióxido de carbono que inhalas y exhalas, te duele la cabeza", cuenta.
Pero lo que más duele es ver a los pacientes dar su última respiración. La actuación del personal de enfermería que cuida a un paciente con Covid19 es clave. Ellos alertan de cualquier cambio, están al pendiente del progreso o deterioro, dan aviso si se necesita algo. Lo cierto es que en los hospitales públicos cada vez son menos enfermeras y enfermeros por paciente. Cuando lo ideal es una por paciente en una Unidad Cuidados Intensivos, pero en realidad una llega a tener dos o tres enfermos a su cargo.
"Este tipo de pacientes con Covid son más inestables que un paciente normal, por así decirlo; si dos se ponen mal al mismo tiempo descuidas al otro y eso trae por consecuencia un descuido no intencionado, es imposible atender a tantos".
A esto, se le suma la falta de médicos, que a veces es uno por cada 6 o 7 pacientes, y la escasez de insumos como nebulizadores, sedantes y ventiladores.
Me es importante aclarar que no busco demeritar el esfuerzo del personal de hospitales públicos mexicanos, tampoco el de las autoridades o directivos médicos. Me considero defensora de la calidad de la educación pública así como del apoyo a las instituciones de salud, pero este no es un tema de clasismo o de denostación, sino de datos.
En una revisión a las estadísticas oficiales sobre contagios y defunciones por Covid19 se revela que en México una persona que es intubada -etapa más complicada de la enfermedad- tiene el doble de posibilidades de vivir si está en un hospital privado a uno público.
Según la base de datos oficial, al 26 de mayo pasado, un total de 2 mil 507 personas contagiadas con coronavirus que fueron atendidas en los hospitales públicos del país requirieron apoyo con ventilación mecánica por lo que fueron intubados para dicha acción. De ellas, mil 728 murieron, lo que representa el 69%. Este dato contrasta con el de intubados en el sector privado: según los registros 2 mil 441 casos positivos han sido atendidos en hospitales particulares en todo el país, y de ellos, un total de 165 personas fueron intubadas y 61 de ellos no lo superaron y murieron; esto es el 37%.
La cifra resulta dolorosa. 69% en sector público contra 37% en el privado. Otra vez vemos cómo la desigualdad pega a las clases que no tienen posibilidades económicas. Sucedió en Estados Unidos, sucedió en Europa. Sucede ahora en México.
Tras extraer estos números platiqué con cuatro médicos y dos enfermeras de hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del sector salud. ¿Por qué pasará esto? "Por la saturación, hay retrasos en el proceso de llevar a pacientes a Cuidados Intensivos". "Nos ha pasado que no hay nebulizadores y no podemos quitarles el ventilador, lo que les afecta". "No ha suficientes intensivistas". "Se les puede tapar la cánula por donde respiran y no nos podemos dar cuenta porque hay demasiados pacientes". "No hay medicamentos suficientes para palear las otras consecuencias de la infección". "No hay enfermeras". Alguno me comentó que muchos llegan demasiado tarde, cuando ya casi están a punto de morir, lo que también puede ser otro factor. Pero siendo ellos los especialistas lo que más me refirieron fue la escasez de todo.
Siendo así podemos pensar que esos números de mortalidad pueden mejorar. Más enfermeras, más médicos especialistas, más inversión para insumos, medicamentos, ventiladores, nebulizadores. Calidad y cantidad, gobiernos: calidad y cantidad. Más inversión en la emergencia.
Sabemos que los médicos y las enfermeras no se producen en fábrica y ese ha sido uno de los problemas, pero seguramente hay alguna manera para capacitar y atraer más capital humano a esta guerra que se libra 24 horas del día, desde hace tres meses, dentro de las paredes de los hospitales donde se nos están muriendo nuestros familiares y amigos. Aún con los grandes esfuerzos del personal de salud, muchas veces por arriba de sus capacidades físicas y emocionales.
Inversión y atención para mejorar estos porcentajes dispares, porque no todos tenemos para pagar atención privada, pero sí tenemos el mismo derecho de vivir.
Sandra Romandía, periodista de investigación. Coautora de Narco CDMX (2019) editorial Grijalbo; y Los 12 Mexicanos más pobres (2016) editorial Planeta.