Hoy pisa tierras guanajuatenses y leonesas el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Se tomará la foto con el gobernador, pero seguramente no está contento después de los ataques orquestados por Miguel Márquez Márquez contra la federación en general y en particular contra su Secretaría. Sobre todo después del apoyo incondicional que desde todos los frentes la federación le ha dado a Márquez.
La crisis de seguridad que se vive en Guanajuato no tiene precedente. Voces empresariales, eclesiásticas, periodísticas y políticas han reflejado el sentir de los ciudadanos guanajuatenses: Guanajuato y León antes se percibían como seguros. Ahora no.
La estrategia de echarle la culpa a Bárbara Botello no duró mucho. Dejó de ser creíble. Se les acabó y, en su desesperación, recurrieron al fácil expediente de echarle la culpa al gobierno federal.
Por eso la respuesta de Osorio Chong es la correcta: venir y hacerle frente a la situación. Cosa que no hizo Márquez durante las crisis del anterior trienio municipal. Por el contrario, se dedicó a hostigar, a través de su partido, de sus diputados, de sus bots y de cuanto recurso tuvo a su alcance, a la presidenta municipal de León en revancha porque ella encabezó la rebelión de alcaldes que echó por tierra el negocio llamado "Guanajuato Iluminado" con el que el gobierno estatal pretendía empinar a los municipios. Se decía que a través de ese negocio millonario se iban a pagar ciertos favores de campaña a costillas de los municipios. El proyecto abortó y Márquez nunca se lo perdonó a Botello.
Pero volviendo al tema de hoy: viene el Secretario de Gobernación y ojalá Márquez le explicara por qué el otro negocio millonario, el del Proyecto Escudo, ese sí consumado con un gasto de 2 mil 700 millones de pesos, no ha funcionado en absoluto. La delincuencia organizada ha crecido exponencialmente y las ejecuciones de los meses de junio y julio colocaron a Guanajuato en el Top Five de las entidades más violentas, dudoso honor nunca antes conseguido. Las ejecuciones son sólo el rostro visible de la terrible realidad de las adicciones y de todo el bajo mundo que existe en torno a las drogas.
Las ejecuciones mostraron que las calles fueron tomadas por la delincuencia y las autoridades se vieron rebasadas para impedir la violencia en nuestra casa común, que es la ciudad y para procesar a los responsables. Sólo una peligrosa banda de chivos expiatorios fue arrestada y no se volvió a hablar más del asunto.
Y ojalá Márquez le explique al Secretario que aun cuando mañana es el día número 300 del gobierno actual de la ciudad que visita, el Ayuntamiento no ha aprobado un programa municipal de seguridad pública. Y esperemos que le explique que tampoco existe un programa de Prevención Social de la Violencia y el Delito aprobado por el Ayuntamiento. Es más, ni siquiera un Programa de Protección Civil.
Luego entonces, cómo no va a haber violencia y delincuencia en el estado, si el municipio más grande, el que concentra más de un cuarto de la población total del estado no tiene los instrumentos de trabajo mínimos para operar. Y de todo ello no tiene la culpa ni la Federación, ni el anterior gobierno municipal. Es responsabilidad entera de los funcionarios que Márquez envió a León: el presidente municipal, el secretario de seguridad y su equipo cercano.
A ver si también le explican al ex gobernador de Hidalgo que un policía es acusado de haber asesinado hace tres días a un niño en León, y que dicho policía es protegido por el director operativo de la policía de León, un elemento que no aprobó control de confianza en 2012, que por eso fue corrido por la administración de Bárbara Botello y ahora lo han reciclado los panistas sin ningún rubor.
En fin, hay tantas cosas que debe saber el Secretario de Gobernación, que por eso qué bueno que venga a León y a Guanajuato. Bienvenido, secretario Osorio Chong.