Sociedad

El círculo virtuoso que rompe las cadenas

  • Columna de Rosi Orozco
  • El círculo virtuoso que rompe las cadenas
  • Rosi Orozco

Cae la noche en Roma, Italia. El barrio de Trevi oscurece y los rincones de la Via del Corso se iluminan con los focos de los restaurantes que prometen veladas memorables.

Hace unos seis años, noches como ésta, frías y repletas de gente en las calles de una gran ciudad, pero a más de 8 mil kilómetros de distancia, aterraban a Pamela. En el barrio de La Merced o en el de Sullivan, cuando caía la noche, ella se volvía una mujer-mercancía que era vendida una y otra vez hasta el amanecer.

Pero esta vez no. Esta vez, Pamela disfruta el ocaso. Está sentada en uno de los mejores restaurantes de la capital italiana. La rodean platillos exquisitos, música agradable y una vista inmejorable: desde su mesa, se aprecia la monumental Fontana di Trevi.

“Algún día, Pamela, podrás volver aquí y lo harás pagándote tu propio viaje. Serás tan autosuficiente y te podrás valer por ti misma, ya que tienes ahora tu título universitario.

“Todo podrás ganártelo”, le digo, después de una cena que nos regresa la energía. Había sido un día maravilloso y extenuante en el Vaticano, adonde habíamos viajado para la Cumbre de Juezas y Procuradoras sobre Trata de Personas y el Crimen Organizado, convocada por el canciller Marcelo Sánchez Sorondo, a petición del papa Francisco.

Ese día, nuestro México fue honrado con la invitación a abrir el congreso, que reunió a más de 100 juezas y fiscales de más de 30 países para conversar sobre las mejores prácticas para terminar con estos delitos, entre los que se encuentra la explotación sexual.

Pamela tuvo la oportunidad de hablar sobre sus vivencias de tres años como víctima en México, ella no fue solo como superviviente, ni como ponente, fue la verdadera invitada especial: Pamela estaba hospedada en uno de los lugares de honor dentro del Vaticano, donde se sintió valorada, regresando así un poco de la dignidad que le fue arrebatada.

Será por eso que, empoderada y reconocida como superviviente, soltó una respuesta que no esperaba, después de cenar. Una que, aún ahora, después de varios días de viaje, me atora la garganta cuando la cuento entre mis amigos: “Sí, yo volveré. Pero no lo haré sola. Vol-veré… y traeré a una sobreviviente de trata para que también pueda ver esto”. Y señaló la Fuente de Trevi.

Las palabras de Pamela no solo demuestran su enorme generosidad, sino el largo camino de recuperación que emprendió con ayuda de especialistas y gente que la queremos: cuando Pamela denunció a su tratante y aceptó recibir ayuda de las fundaciones Camino a Casa y Reintegra, estaba en muy mal estado.

Fue una inversión de años para sanar las heridas físicas y emocionales del cautiverio de abusos sexuales que duraron más de mil días. Pamela contaba que en varias ocasiones pensó en suicidarse, arrastrada por la desesperanza y el miedo. Lo dicho por ella caló hondo en mí.

Se está formando una nueva generación de activistas contra la esclavitud y explotación. Ahí están otros casos de éxito, como Karla Jacinto, invitada de honor en un encuentro de líderes religiosos; Zunduri, abriendo y lanzando la campaña “Hoja en blanco” en el de alcaldes; Karla y Alma, sentadas en lugares de honor reservados junto al primer ministro italiano y el alcalde de Roma; Nely como ponente en el Palacio de Verano de Malta; entre decenas de mujeres que están preparándose para dar una honrosa batalla.

Llegado el momento tendrán un gran reto: avanzar en las leyes como las que hoy tiene México, la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos. Esta norma tipificó el delito de trata de personas y da otros tipos especiales a crímenes como explotación, corrupción de menores y esclavitud; creó un Fondo de Protección y Asistencia a Víctimas de los Delitos en Materia de Trata de Personas, y coordinó, por primera vez, a autoridades de todo el país y en distintos niveles de gobierno para actuar con un mismo esquema de persecución y protección.

Además es una ley pionera y progresista, porque antes que nada protege a las víctimas y actualmente diversos países siguen este ejemplo. Su labor será velar por un contexto normativo cuya mayor fortaleza sea la de inhibir el incremento de quienes hacen posible el crecimiento de este delito: los consumidores, pues sin ellos no habría negocio y sin negocio no habrían víctimas.

Mientras México presenta algunos de los resultados del análisis de sentencias y recibe los aplausos del mundo por esta ley, sentando un precedente con este análisis de sentencias, dando al mundo un ejemplo para avanzar en el fortalecimiento de su legislación y visibilizando cualquier acto de corrupción o capacitación de los servidores públicos; existen inten-tos de negociar unas peligrosas modificaciones, como moneda de cambio entre algunos partidos que abren rendijas por donde se quieren colar los tratantes que buscan volver a las calles.

Cuando la sociedad civil y los servidores responsables escuchen de esos pactos en lo oscurito, hay que recordar las palabras de las mentes legales más brillantes de nuestro tiempo en el país: las ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Margarita Luna Ramos y Norma Lucía Piña, quienes han dicho que la nuestra “es una legislación que cumple con los más altos estándares internacionales” y “una muy buena legislación”, respectivamente.

Una segunda batalla para Pamela y la nueva generación de activistas será trazar el camino para lo que comentamos en la Cumbre de Juezas y Procuradoras: este delito debe ser considerado delito de lesa humanidad.

En el derecho internacional, un crimen de lesa humanidad es de los más graves que se pueden cometer: asesinatos, exterminios, violaciones, esclavitud, desaparición forzada, hoy cuentan con esa clasificación ante Naciones Unidas, pues se trata de ataques sistemáticos y generalizados contra una determinada población civil, mujeres y niñas son las más vulnerables a este flagelo.

Si se logra esto en México, el delito de trata sería imprescriptible. Los gobiernos estarían obligados a investigarlo todo el tiempo, Así hayan pasado 50 años desde la comisión del delito. No habría fecha de caducidad para los ministerios públicos para dejar de buscar al culpable.

Nuestro viaje fue enriquecedor: no solo pudimos constatar que tenemos aliados que buscan una nueva clasificación del delito de trata por parte de la Corte Penal Internacional y supimos por expertos de todo el mundo que México es reconocido como el país con la mejor reintegración de víctimas, sino que, poco a poco, con estos eventos, el espíritu de mujeres como Pamela se recompone.

“Volveré… y traeré a otra víctima de trata para que también pueda ver esto” es una frase que debería llenarnos de esperanza. Estoy segura que en unos años, más pronto de lo que pensamos, caerá la noche en Roma, Italia. La Via del Corso estará iluminada por restaurantes. Y en una mesa con vista a la Fuente de Trevi habrá dos mujeres sentadas compartiendo la cena. Una será Pamela y otra será una chica a la que le han regresado las ganas de vivir, después de ser vendida como mercancía.

La primera le dirá a la segunda: “Te diré lo que un día me dijeron, cuando pasaba por lo mismo que tú: ‘algún día podrás volver aquí y lo harás pagándote tu propio viaje’”. La segunda sonreirá, pensará que es la mejor noche de su vida y se comprometerá a hacer lo mismo. Y, entonces, el círculo virtuoso que empezó hace unos días se volverá infinito.

Denuncias contra la trata al número 018005533000 y a
@RosiOrozco

*Presidenta de la Comisión Unidos contra la Trata AC

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