McLaren, Mercedes y Ferrari ya no son meros comparsas en el escenario de la F1. O sea, que no está sentenciado, ni mucho menos, que la escudería Red Bull vaya a conquistar el título de constructores en la actual competición.
Por ahí, Max Verstappen, un corredor con extraordinarias facultades, se coloca en el primer lugar, después de todo. Posiblemente, es el único propósito que tienen los responsables del equipo austriaco.
Pero, entonces, ¿qué decir de lo que le tienen reservado a Checo Pérez? ¿No les importa que no logre quedar en segundo lugar? ¿Es meramente un conejillo de Indias del que se sirven para experimentar y conseguir, luego de las pruebas, el mejor coche para el piloto titular, el referido Verstappen? ¿Hay racismo en la escudería y tanto los ingenieros como los mecánicos están saboteando el trabajo de un corredor declaradamente mexicano?
Un sujeto bastante siniestro, de nombre Jos Verstappen, ha intentado mover los hilos del equipo y, según parece, estuvo inclusive detrás del intento de desacreditar a Christian Horner, el director de Red Bull Racing, por un tema de acoso laboral a una empleada de la firma. La propia empresa desestimó prontamente las acusaciones y quien dejó de ser parte de la nómina, luego de las investigaciones de rigor, fue la mujer.
Así las gastan, en el universo de eso que llaman el ‘Gran Circo’. El asunto es que Max, el hijo del tal Jos, no es un personaje prescindible. Es, más bien, la joya de la corona y en su condición de estrella del firmamento automovilístico todo gira en torno a su augusta persona.
No sabemos si los otros, los de McLaren o esos de Ferrari que se han vuelto tan peleones, lograrán colocar a sus pilotos en los podios y destronar al neerlandés. El tema, una vez más, es Checo: el hombre es un estupendo corredor y tiene detrás a unos patrocinadores de ligas mayores pero no está pasando por sus mejores momentos. Se habla, inclusive, de que Horner podría terminar su contrato con la escudería.
La primerísima pregunta, vistas las cosas, es si el propio equipo le está metiendo zancadillas al piloto mexicano. No se entendería, a decir verdad, la razón que pudiere haber detrás de parecidos designios y, mucho menos, la tolerancia que tienen con un sujeto como el tal Jos.
¿Quién manda ahí, después de todo?
