El gasolinazo vino a poner en evidencia, una vez más, la pobreza en la que viven millones de mexicanos así como la exclusión social de que son objeto. A pesar de esto el gobierno federal y muchos de los tecnócratas enquistados en la esfera de poder y en la toma de decisiones, no se tentaron el corazón para incrementar el precio de la gasolina y pasar la factura a sectores que tradicionalmente han sido el foco central de las cargas impositivas.
Los efectos sociales están a la vista; incrementos en los productos que consumimos los mexicanos, protestas violentas, manifestaciones de rechazo, bloqueos a vialidades, saqueos a comercios y tiendas departamentales. Una vez más la cara de la inconformidad social que le da la vuelta al mundo en tanto los funcionarios de alto nivel se refugian en la comodidad de sus casas, en los laberintos de oficinas lujosas y en la seguridad de sus múltiples prestaciones que son del tamaño del desprecio que seguramente sienten para con los desposeídos, los excluidos sociales y cuya única salida es la protesta.
La comarca lagunera también ha visto florecer este tipo de manifestaciones, hay que señalar que no han tenido la resonancia de otras, pero ahí han estado, dispersas, con un dejo de anarquía, atomizadas por los múltiples problemas sociales que nos aquejan, entre ellos la violencia social y estos procesos electorales que no dan punto de reposo.
Este gasolinazo deja algunos aprendizajes. El primero exhibe una clase política, fría, calculadora, cínica hasta el cansancio con un discurso ramplón que asegura que el incremento a los precios de la gasolina son necesarios para la viabilidad económica y el desarrollo social del país.
El segundo aprendizaje nos habla de una sociedad con múltiples agrupaciones a lo largo y ancho del país que ha venido adquiriendo forma y que a la vez genera un andamiaje estructural por el que podrán transitar las diferentes manifestaciones con sus variados discursos para poner un alto a este tipo de decisiones que afectan a los estratos sociales menos favorecidos.