La obra “Industria 4.0 y Economía Circular. ¿Hacia un futuro sin residuos o un planeta derrochador?” de la autoría de Antonis Mavropoulus y Anders Waage Nilsen, que fuera presentado en el marco del Simposio Internacional sobre Gestión Integral de Residuos Sólidos que se efectuó en El Colegio de Jalisco la semana pasada; nos ofrece la oportunidad de introducir en la reflexión colectiva local la pertinencia conceptual de la economía circular en el más amplio contexto de los sistemas productivos globales impulsados bajo el paradigma de la inteligencia artificial, mejor conocida como la industria 4.0.
En efecto, y a decir de sus presentadores y prologuistas, esta obra tiene varias virtudes como la de plantear las preguntas correctas, el análisis multidisciplinar y la búsquedas de respuestas fuera del pensamiento convencional y, por esa vía, ofrecer a sus lectores múltiples pistas para repensar las interconexiones emergentes que ofrecen la inteligencia artificial y la robótica en los sistemas productivos mundiales bajo las premisas y conceptos de la economía circular.
De sus múltiples definiciones, la adoptada por Atilio Savino me pareció la más pertinente para ilustrar el cambio de paradigma que supone la economía circular: transformar los sistemas productivos en una copia de la naturaleza.
Ya que esta imagen resulta útil para ilustrar la manera en que las irremediables pérdidas de energía sistémica en algunas industrias en forma de residuos pueden -al igual que ocurre en los ecosistemas naturales- repensarse a la manera de nutrientes: tales residuos sean transformados en materias primas secundarias que nutran a otros sistemas productivos.
Ciertamente los desafíos que impone tal cambio de paradigma se antojan monumentales, particularmente para las economías emergentes como las que imperan en la región latinoamericana que, a decir de Gerardo Bernache, se encuentran muy lejos de haber resuelto satisfactoriamente el imperativo de una adecuada gestión de los residuos sólidos profusamente generados bajo el impulso de una economía lineal, basada en la obsolescencia planeada y el consumo conspicuo.
Con todo, son mayores los riesgos de no intentarlo.
Roberto Arias