Mi intención inicial era dedicarle este espacio de opinión a la otra candidata presidencial, Xóchitl Gálvez; sin embargo, en los días recientes han ocurrido diversos acontecimientos que invitan a detenerse para cuestionar en un sentido más amplio el binomio comunicación y política más allá de la perogrullada de la inherente politización de nuestra vida asociada.
Como les sucedió a no pocos que le conocemos y estimamos, la sucesión de noticias en torno a la desaparición y posterior liberación del periodista Jaime Barrera me hicieron sentir desde el estupor por la sorpresa, la impotencia frente a la cruda realidad de la violencia, hasta la alegría por tenerlo de vuelta. Lo que aún no termino de digerir es la magnitud de desinformación producida en torno a este lamentable hecho y que terminó ocasionando un sinfín de interpretaciones e hipótesis sobre los probables motivos que resultan por demás inverosímiles.
Otro acontecimiento no menos importante fue el primer debate sostenido por las candidatas y el candidato al gobierno del estado de Jalisco. En contraste con la noticia anterior, si hacemos caso de las primeras encuestas -las formales y las informales- realmente fueron muy pocos los jaliscienses que les interesó sintonizarlo en tiempo real. No obstante, no deja de sorprenderme la velocidad de producción y creatividad para la generación de contenidos que circulan por las redes sociales que, lamentablemente, ponen el acento en lo anecdótico con la intención de reforzar convicciones personales y muy poco o nada ayudan a la divulgación de las ideas que abonen a la formación de una opinión pública informada: esa quimera en la solemos fincar nuestra convicción democrática.
Entre tanto ese binomio entre comunicación y política parece empecinarse en mantener oculta otro tipo de información que resulta fundamental para orientar y motivar ese voto ciudadano informado. Más allá de los perfiles de las candidaturas presidenciales, a la gubernatura y las presidencias municipales ¿qué hay de los perfiles de aspirantes a espacios en los poderes legislativos o los ayuntamientos? Y de las postulaciones por la vía de representación proporcional ya ni hablamos.