La indignación, desaliento e impotencia que respiramos los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara durante la contingencia ambiental de este fin de semana que motivó la declaración de alerta atmosférica en los municipios de Tala, Zapopan, Guadalajara y Tlajomulco de Zúñiga con motivo de otro incendio ocurrido a causa de un rayo que afectó el Área Natural Protegida del Bosque de La Primavera vino a recordarnos nuestra crítica vulnerabilidad ambiental por la que atravesamos en todo el país a causa de la baja humedad que, de acuerdo con un comunicado emitido por la Comisión Nacional Forestal: “incrementa el riesgo de que en caso de un incendio, el fuego se expanda rápidamente” (Notivox Jalisco, 4 de mayo).
Hasta antes de este nuevo siniestro de la temporada por lo menos tres incendios forestales se reportaban como activos en Jalisco: el primero localizado en el municipio de Ahualulco de Mercado, otro más en la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán y el tercero en el municipio de Casimiro Castillo (Notivox Jalisco, 4 de mayo).
Frente a este lamentable escenario, las autoridades han reaccionado y accionado de múltiples maneras. Ahí está, por ejemplo, las medidas remediales que fueron recientemente ratificadas por la Junta de Coordinación Metropolitana para la actualización de los instrumentos de planeación y georreferenciación correspondientes con las que se busca hacer efectiva la prohibición de algún tipo de cambio en el uso del suelo en un plazo de 20 años, sobre aquellos predios siniestrados por incendios forestales en La Primavera (Notivox Jalisco, 6 de mayo).
Sin demérito de estas acciones, es tiempo ya de repensar la manera en que la experiencia de la pandemia vino a trastocar la confianza cívica en las instituciones públicas y actuar en consecuencia, para innovar en la manera en que las autoridades comunican sus acciones, difunden la información relevante y procuran suscitar la indispensable complicidad cívica para potenciar una amplia acción colectiva que vaya más allá de los límites político-administrativos de los gobiernos municipales y redunde en comportamientos cívicos más amigables con nuestro entorno natural.
Roberto Arias