La degradación del lenguaje y los ataques bajos sobresalieron como personajes principales del debate.
La doble necesidad de responder a las preguntas del público a la vez que se embestían con rudeza hizo que la mayoría de las veces privara lo segundo.
Xóchitl Gálvez llegó con dos consignas bien trabajadas: la supuesta deshonestidad de su adversaria y la empatía, por biografía propia, con la pobreza y la desigualdad.
Claudia Sheinbaum, de su lado, centró también en dos ruedas su tracción: el fin del neoliberalismo “prianista” y la presunta corrupción de Xóchitl Gálvez.
Jorge Álvarez Máynez apostó por los logros que han tenido los gobiernos de Movimiento Ciudadano en Nuevo León y Jalisco, pero no se frenó a la hora de repartir descalificaciones.
La dinámica de conversación abrazó fuertemente la vanidad de cada candidatura. Para eso son los debates, para sacarle brillo a las virtudes propias, aunque la mayoría de las veces el elogio en boca propia sonó falsísimo.
Las mentiras también tuvieron un lugar protagónico. Se acusaron sin recato de engañar. Hubo varias estocadas fuertes relacionadas con el conflicto de interés, el tráfico de influencia y el enriquecimiento cuestionable.
La mayoría de las bombas ya habían sido detonadas antes. “Línea 12”, “Cartel inmobiliario”, “utopías de Iztapalapa”, los contratos de la compañía de Xóchitl Gálvez.”
Quedaron fuera del debate, sin embargo, algunos temas clave, por ejemplo, las propuestas para que el crecimiento económico levante el vuelo, para que el empleo no sea precario, las obras pendientes de infraestructura y algo más que retórica respecto del cambio climático y el desarrollo sustentable.
Es decir, la mayoría de los temas originalmente agendados para ayer domingo.
De tanta vanidad, mentira y suposiciones no hubo lugar para abordar con mejor rigor los dilemas económicos que aguardan con los dientes afilados a la próxima presidenta de México.
Zoom: El crecimiento se desacelera, el déficit crece, la deuda pública se multiplica, la relación comercial con Estados Unidos está en riesgo, viene un recorte grande en el presupuesto público y no habrá dinero para una sola gran obra pública. De estos asuntos, ayer, no escuchamos una sola palabra.