Una broma y un seguro de vida resolvieron el más atroz de los asesinatos. Carlos Alberto Flores, comisario de la Agencia Ministerial de Investigación de Sonora, se merece una medalla tan grande como su eficacia.
Un día después de que Meredith, Medelin y Karla fueron encontradas sin vida bajo un mezquite, en conferencia de prensa este funcionario acusó a Juan Antonio “N,” pareja sentimental de Margarita, la madre de las niñas — igualmente asesinada— de ser el autor del cuádruple homicidio.
Afirmó Flores que Margarita contrató un seguro de vida por 300 mil pesos y puso como beneficiario a José Antonio. Esta es la primera prueba de la culpabilidad. La segunda es la broma que alguien escuchó decir al beneficiario en el sentido de que, para cobrar el seguro, podría un día terminar con la vida de su pareja.
No hay nada más: José Antonio se declaró inocente, aunque al parecer fue testigo de la barbarie cometida.
La prisa por cerrar el caso es tan sospechosa como la hipótesis criminal expresada por el comandante. No cuadra tanta crueldad por un seguro de vida. En todo caso, dado que las niñas no serían beneficiarias de esa póliza, ¿por qué arrebatarles la vida?
Por otro lado, no pasa desapercibida la estela de corrupción que precede al comisionado Flores. Hace cinco años el presidente Andrés Manuel López Obrador y el entonces secretario de Seguridad federal, Alfonso Durazo —actual gobernador de Sonora— recibieron una carta en la que se acusó a Flores de tener vínculos criminales. En aquella fecha, este funcionario era el coordinador de la guardia estatal en el estado de Baja California.
La misiva decía textualmente que Flores robaba “droga y dinero de grupos antagónicos, haciendo extorsiones y cometiendo privación (ilegal) de la libertad de personas que se dedicaban a actividades ilícitas”.
Fue por esta razón que el ex presidente ordenó la destitución de Flores. Sin embargo, en junio de 2022, Durazo —ya como gobernador de Sonora— lo reclutó como responsable de la Agencia de Investigación Criminal en su entidad.
Zoom: Si no puede haber justicia frente a un acto tan atroz, al menos que haya verdad. No solo son inverosímiles las declaraciones del comandante Flores, hay algo detrás de ellas que podrían ser una pista para resolver el insoportable crimen que arrebató la vida a las niñas y a su madre.