Esa es la única y verdadera brida que puede poner un alto al desbocado mandatario estadunidense.
No serán las negociaciones emprendidas por nuestro gobierno, el de Canadá o las naciones europeas, tampoco los acuerdos logrados con Volodímir Zelenski; no serán las amenazas del primer ministro de Ontario, Doug Ford, respecto al corte de electricidad, tampoco la entrega de 29 capos mexicanos, ni la protesta de las congresistas demócratas vestidas de rosa; lo único que realmente puede hacer que Donald Trump se serene son sus compatriotas.
Fueron ellos quienes lo encumbraron y solo ellos podrán hacer que le baje a la velocidad y contundencia de su arrogante despotismo.
A los vecinos no les está gustando la segunda versión presidencial de Trump, por lo pronto en sus primeras semanas de gobierno.
El magnate ha experimentado una caída relevante en sus niveles de aprobación. Así lo exhibe el Reporte Rasmussen, cuyos responsables hay que ubicarlos cerca del campo republicano.
De acuerdo con su medición cotidiana, la aprobación de Trump marca una tendencia pronunciada a la baja. En solo 44 días cayó el aprecio entre quienes lo aprueban fuertemente; al tiempo, se observa un incremento de aquellos que lo desaprueban de manera categórica.
El 23 de enero, 40 por ciento respaldaba a Trump con fuerza. Contrastan los números publicados el día de ayer, los cuales exhiben una disminución de cinco puntos en este indicador
La cifra de detractores también se ha multiplicado: en enero solo 34 por ciento desaprobaba categóricamente a Trump; en contraste, los datos divulgados ayer advierten que ese número subió a 40 por ciento.
El índice general de aprobación elaborado por Rasmussen se construye a partir de una sencilla operación matemática: a la cifra de las personas que aprueban fuertemente se le resta el número de quienes desaprueban categóricamente.
De acuerdo con este indicador, mientras el 23 de enero Trump traía (+) 6 puntos de ventaja, ayer los resultados arrojaron (-) 5 puntos. Es decir que, en solo seis semanas, habría extraviado 11 puntos.
Zoom: Mientras Trump resbala hacia la impopularidad, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, asciende como meteoro. En diciembre contaba con una aprobación general de 78 por ciento, la cual, dos meses después, aumentó en siete puntos porcentuales (según datos del periódico El Financiero).