Opinión
Ricardo Espinosa
Ricardo Espinosa
  • 2017-09-10

    Investigo el origen de la palabra enorme y me encuentro con una explicación tan simple que hasta me pregunto (y no me contesto) por qué no se me había ocurrido. El vocablo enorme proviene del latín
  • No hay que meterse en asuntos ajenos

    Cuando alguien se quiere meter y se mete en asuntos que no le corresponden, o trata de hacerse el conocedor acerca de algo y luego resulta que ignora el tema, sin pensarlo mucho le aplicamos el dic
  • Ellas tienen su propia personalidad

    Aunque haya quien no quiera reconocerlo, las palabras tienen su propia personalidad, y si aceptamos ese principio también tenemos que aceptar que hay palabras bonitas y también palabras feas.
  • El ingreso y otras cápitas

    Con la palabra cabeza me pasa algo parecido a lo que me sucede con palabras como mano, perro o madre. Tiene tantos significados y tan variadas derivaciones que nunca alcanzo a comentarlas todas y l
  • Los freudianos con Freud y otros similares

    Como salidos de una novela kafkiana, hay un montón de personajes célebres que un día amanecieron convertidos en adjetivos. Estoy aludiendo desde luego a la cautivante novela de Franz Kafka “La meta
  • La metáfora es una figura retórica

    Imagínese a una persona que tuviera el talón de Aquiles, la Palma de Mallorca, el pie de atleta y el Espinazo del Diablo. Pues no, en realidad no se puede imagin
  • Hay que sentarse a la mesa

    Cuando llegamos a un restaurante (también el vocablo restorán está aceptado) y buscamos una mesa para sentarnos, nunca falta un chistosito que haga la aclaración: -Bueno, nos vamos a sentar en las
  • Los que siempre son muchos

    En la cocina usted tiene muchos enseres: el refrigerador, la estufa, un juego de cuchillería, una batería (batería de cocina, por supuesto). Todos los muebles y utensilios que se utilizan para hace
  • Sentar cabeza es establecerse

    Imagínese cómo se vería un caballo que tuviera la cabeza de buey. Pues si siguiera el origen de su nombre, eso era lo que cabalgaba Alejandro Magno. Sí, porque su caballo se llamaba Bucéfalo y esa