Política

Ni es su país, ni es su Estado de Derecho

  • Opinión fundada
  • Ni es su país, ni es su Estado de Derecho
  • Ricardo Corona

Un niño del vecindario invita a sus amigos a jugar futbol a su casa. Tiene un balón profesional y un jardín con porterías. Sin embargo, a pesar de tener todo eso, no está dispuesto a aceptar que simplemente no es bueno para el futbol. Peor aún, ante la molestia y frustración que eso le genera, no hace más que cometer faltas o inventar otras más en contra de quien le gane el balón. Cambia las reglas del juego a su favor y rompe lo que quiera al amparo de “es mi casa y son mis reglas”, logrando la indiferencia de aquellos que se ven beneficiados por jugar en su jardín, aunque todos sepan que está mal.

La actitud de ese niño puede verse reflejada en muchos espacios. Incompetentes caprichos en empresas, organizaciones de la sociedad civil, gobiernos o cualquier otro en el que la gente no ve (o no quiere ver) que está mal, aunque todos los demás si. Pero de todos esos espacios, el que hoy tiene a México levantando la ceja, por sus alcances, es el gubernamental. Ese que toca todos los rincones del país; que minimiza o evade los problemas que día a día viven miles de negocios que tratan a toda costa de sobrevivir; que no da luz a personas que buscan oportunidades para trabajar (no dádivas); que no ha estado a la altura de la circunstancia pandémica y sus fatales consecuencias para el futuro de México, como el abandono escolar o la reactivación económica; que se entromete públicamente en decisiones judiciales, olvidando la división de poderes; que manifiesta abiertamente que, de no ganar elecciones, cambiarán las instituciones y las reglas; que aprovecha el desprestigio como respuesta a críticas documentadas con evidencia; que destruye las instituciones del Estado en lugar de mejorarlas; que ha logrado el desvelo de muchas personas pensando en el riesgo de cerrar su negocio, perder el empleo o sufrir un delito; que enaltece permanentemente la máxima de que lo fácil es prometer, lo difícil es cumplir.

El futbol tiene reglas que, de no cumplirse, la gente se da cuenta, como en el jardín del niño. Algo así sucede con gobernar, en donde el Estado de Derecho se debe cumplir porque si no, la ciudadanía se da cuenta y queda sin argumentos para legitimar, por ejemplo, a un gobernante cuya prioridad es ganar elecciones, controlar todo y vivir en el permanente conflicto contra sus adversarios, más no dar soluciones, muchas de ellas urgentes. Que, a diferencia del niño con el balón, ni es su país, ni es su Estado de Derecho. La democracia mexicana no debe sucumbir ante molestias y frustraciones que se empeñen en lograr la indiferencia ante algo que está mal y que todo mundo ve. _

* Abogado especialista en análisis de políticas públicas en materia de justicia y estado de derecho

Ricardo Corona

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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