Política

El riesgo de la IA ante la originalidad

  • Opinión fundada
  • El riesgo de la IA ante la originalidad
  • Ricardo Corona

El derecho de autor protege obras literarias, teatrales, escultóricas, pictóricas, arquitectónicas, cinematográficas, audiovisuales, fotográficas, la música o letra de una canción, programas de cine y radio, bases de datos y algunas otras más. Producciones que generan, para sus autores, derechos de tipo moral (para divulgar, modificar, repudiar o comerciar) y patrimonial (para reproducir, publicar, editar o difundir su trabajo). Las sanciones por atentar en contra de esos derechos son cuantiosas y en ocasiones incluyen pisar la cárcel ¿pero será que ante el rampante desarrollo tecnológico sea suficiente con eso para su protección?

El aprovechamiento de la tecnología es un indicador de desarrollo e implementación de mejores prácticas. Hace apenas unos meses se hablaba del surgimiento de ChatGPT creado con base en Inteligencia Artificial (IA). Era la punta del iceberg del que todo mundo comenzó a discutir y a aprovechar, aunque rápidamente se comenzó a hablar de los siguientes pasos. Uno de ellos es la IA generativa. Se trata de una herramienta que permite vincular, por ejemplo, las palabras de alguna solicitud que se le haga en texto, para generar contenido a partir de todas las fuentes de información disponibles y crear material visual, escrito o sonoro.

Todo bien hasta aquí si se piensa en la practicidad, el acceso, en fin, en un camino cada vez más accesible para aprovechar el desarrollo tecnológico; sin embargo, el problema comenzó a aparecer cuando se puso de manifiesto el riesgo que implica la IA ante la originalidad. Se comenzaron a documentar situaciones en las que, entre otras, no se cuenta con la veracidad de las fuentes de información; se detectan sesgos en lo producido; genera confusiones para la ubicación de errores específicos ante el afán de replicar el trabajo humano; se engaña a la gente con creación de materiales falsos, atentando en contra de derechos de audiencia; o bien, se atenta contra derechos de autor en cualquiera de sus modalidades con un plagio sistematizado.

Se puso de manifiesto una agenda que parece no ser prioridad para el imperativo tecnológico: la ética ¿Será que ante ese espíritu agonal tecnológico que busca hacer todo rápido, también se pueda entrenar a la IA para que actúe éticamente? Que se sepan las fuentes que ocupa, la originalidad de lo producido, que sea una IA transparente y que rinda cuentas para comprender mejor cómo se llegó a un resultado, que genere certeza y confianza. Porque basta con ver a un abogado arrepintiéndose de usar la IA por información falsa para un juicio, o a una empresa proveedora de servicios de música, videos y podcast eliminando canciones famosas pero plagiadas, como para dimensionar el riesgo que seguirá enfrentando la originalidad.

Ricardo Corona *

* Abogado especialista en análisis de políticas públicas en materia de justicia y estado de derecho.
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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