Ya no son ninis. Son YouTubers, raperos, vinestars, dj. Han hecho un negocio del ocio.
Hay un cambio definitivo en la cultura de las mujeres. El mito de la mexicana virgen se murió hace una generación y la generación que vive hoy en la casa de Big Brother ya ni se acuerda. Las mujeres de este Big Brother compiten en lo que se les pega la gana y no hay una sola que esté hablando de que necesita un hombre a su lado para que le mantenga a los hijos. Muy raro sería que alguna de ellas comenzara a hablar de su necesidad urgente de tener bebés.
Hay un cambio en la femineidad de los hombres. Son fragilitos, pero todos se creen la presa y no el cazador. Por mucho que entren diciendo que son el "todas mías", están muy preocupados por su look y su carácter de artistas. Son sensibles. Son más nenas que las nenas y a falta de caballerosidad muestran cuerpecito mamalón y camisita pedereitor.
Todos hablan del churrito.
No son una generación más educada que las anteriores. Pero sí una generación más exhibida, autoengendrada, con sus looks y sus logros que van desde haber sido la creadora del hashtag #SustoyPedo (sic) con 5 mil seguidores en Twitter, hasta ser "la dj número uno de México". Mucha fiesta, mucho ninismo llevado a alguna parte. Casi todos son de Guadalajara y Monterrey. En el DF no da tanto tiempo para ser creativos, porque es mucho más caro pagar la renta y papi y mami no nos mantienen ya durante tanto tiempo.
Es un buen casting. La fórmula humana creada por Miguel Ángel Fox, a pesar de lo que puedan decir sociólogos y puristas, revela un fragmento muy significativo de esta sociedad mexicana que cada vez es menos lo que fue y más este misterio que no sabemos si nos llevará a tiempos luminosos u oscuros.
Big, enlázanos...
