El reloj de la redacción de Notivox marcaba los primeros minutos de la madrugada del 19 de marzo del 2010. Era una noche larga como pocas, porque la zona sur de la ciudad estaba convertida en un campo de batalla, con sonidos de ráfagas de metralleta y ulular de patrullas.
Por razones de seguridad se dieron instrucciones de retrasar la salida de muchos compañeros hasta que se tuvieran reportes de que era seguro salir a la calle.
De pronto el reportero Ángel Moreno, quien cubría la fuente nocturna, llamó y con voz apresurada nos informó que se había desatado una balacera entre militares y delincuentes, en la zona Tec y al parecer había varios muertos.
Pensamos que todo sería cosa de minutos, pues la distancia entre el Tec y la redacción de Multimedios y Notivox era de seis calles, al grado que pudimos escuchar los disparos de las armas largas.
Cuando ya estábamos presionados por los tiempos de cierre, Ángel regresó nervioso y con palabras entrecortadas nos dijo que pudo oír las balas que zumbaban muy cerca y que cuando se encontraba en el cruce de Eugenio Garza Sada y Luis Elizondo quedó en medio de la cruenta balacera y vio cómo estallaba una granada lanzada por los sicarios a los soldados.
La escena, grabada por su compañero Cándido Oliva, camarógrafo de Multimedios Televisión, bien valía un premio de periodismo. Le preguntamos si había víctimas y muy nervioso respondió que habían abatido a varias personas, al parecer adentro de las instalaciones del Tec.
Aclaró que las fotos e imágenes no las entregaría, porque la dirección las iba a resguardar hasta tener claro lo sucedido, porque los militares le habían comentado que los sicarios con los que se enfrentaron eran parte de una de las células más violentas. Con admiración y respeto aceptamos su decisión Horacio Salazar, Javier Sepúlveda y quien esto escribe.
Después de la breve conversación, Ángel Moreno a pesar del riesgo vivido, como todo buen reportero se puso a escribir su nota, pero en ese momento no se sabía quiénes eran las víctimas, pues los militares habían ocultado la verdad y dijeron que todos los abatidos eran sicarios.
Fue hasta dos días después de aquella balacera que la sociedad regiomontana y sobre todo la comunidad del Tecnológico de Monterrey supieron con estupor y coraje que las víctimas no eran sicarios, sino dos estudiantes del Tec de nombre José Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo.
Ambos fueron atacados por los soldados en el momento que regresaban al campus después de haber ido a cenar. El ataque contra ellos fue brutal, pues además de haber recibido varios balazos en sus cuerpos, tenían impresionantes marcas en sus cabezas provocadas por culatazos, ya muertos les sembraron armas e inventaron que los jóvenes habían bajado de una camioneta y por eso los abatieron.
Y aunque las autoridades civiles y militares reconocieron el error inicial, por extrañas razones, tras comprobarse que se actuó con dolo al manipular la escena del crimen y robarles sus identificaciones a los estudiantes, solo hay tres soldados detenidos, otros tres prófugos y ningún mando ha sido procesado.
Tuvieron que transcurrir nueve años para que el Estado mexicano reconociera públicamente su error y fue la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien ofreció disculpas a los padres de los dos estudiantes, a los amigos y al Tecnológico de Monterrey.
Y aunque la disculpa fue tardía, la aceptaron las familias de José Antonio y Javier Francisco y aunque su historia que bien pudo ser excelsa académicamente, terminó de golpe aquel 19 de marzo de 2010.
Y para nuestro compañero Ángel Moreno, que aquella larga noche cubrió el suceso, su valiente y profesional trabajo lo catapultó como uno de los mejores reporteros policiacos, pero como su intención era superarse en la empresa, su talento lo llevó a ser productor de televisión en Multimedios.
En la actualidad ejerce su carrera de comunicador, pero en áreas distintas al periodismo.
