Los políticos y gobernantes ya están metidos de lleno en las campañas adelantadas e ilegales, dejando de lado graves problemas del país.
Llevamos semanas con actos brutales de los criminales en algunas regiones del país, y la respuesta desde Palacio Nacional es timorata, si no es que se ignoran o se minimizan. Los coches bomba de Celaya contra la Guardia Nacional, el estallido de minas terrestres en Tlajomulco contra agentes de la fiscalía de Jalisco con un saldo de seis muertos y 15 lesionados, la angustiante persecución de criminales a patrullas estatales en Reynosa, los ataques con explosivos con drones en Apatzingán, los asaltos impunes a mano armada en la Autopista Siglo 21.
En materia de salud, los hechos lamentables donde murió una pequeña niña de seis años, aplastada por un elevador con mal funcionamiento en el hospital del IMSS de Playa del Carmen, es solo un reflejo del mal estado en que se encuentran muchas instalaciones de salud del país.
Respecto al surtido de recetas, a pesar de los esfuerzos institucionales por regularizar el abasto, un 6% de las recetas no se surten o lo hacen parcialmente en el IMSS ordinario, según datos de Cero Desabasto. Ya hay que olvidarse de tener servicios médicos como los de Dinamarca, bastaría mejorar los tiempos de atención médica para llegar a los especialistas, que médicos tengan suficiente insumos e instrumental, y que mejore el surtimiento de recetas.
Y sobre el combate a la corrupción, muy poco se ha hecho. Los actos de corrupción emblemáticos del pasado como Odebrecht, Agro nitrogenados, Estafa Maestra, Operación Safiro siguen impunes. Igual pasa con los casos de corrupción de este sexenio, como Segalmex, la Casa Gris, los conflictos del fiscal general, la entrega de sobres amarillos a hermanos, los viajes VIP del general y su familia, los desvíos de la Conade y el colmo: los robos y saqueos al Instituto para Devolver al Pueblo Robado. No hay el menor interés de investigarlos, ni sancionarlos.
Son muchos los problemas que enfrenta nuestro país, y no hay indicios de que alguien esté atendiendo los temas urgentes del país. Los funcionarios y el presidente mismo están metidos de lleno en la política electoral, a pesar de que faltan más de 300 días para las elecciones de junio de 2024.