Confieso que soy de una generación no acostumbrada al home office. Tengo desde el 17 de marzo (23 días) en aislamiento social en mi casa al sur de la ciudad, acatando las recomendaciones de los médicos y de las autoridades para evitar algún contagio prematuro de coronavirus. He salido ocasionalmente para acudir a citas médicas y al supermercado para abastecerme especialmente de alimentos una vez a la semana.
Los directivos de la empresa, donde laboro desde hace 10 años, acataron recomendaciones de las autoridades sanitarias y nos mandaron a todos lo que somos población vulnerable a trabajar desde casa. Confieso que me cayó como balde de agua fría la decisión, me sentí realmente vulnerable y más preocupado por lo que estamos viviendo y lo que viene.
Traté de ver el lado positivo y entender que es para proteger mi salud y la de mi familia. Para el aislamiento me preparé con una pequeña biblioteca que adquirí en la FIL y no había tenido tiempo para leer, pero no ha sido así; estoy convencido de que trabajo más horas de lo que lo hacía en mi oficina, decenas de llamadas, video juntas por Zoom, por Meet, por Skype, cientos de mails por ver y responder, atender los chats grupales de trabajo que se han multiplicado, y los de la familia que reclaman atención y tiempo. Los primeros días fueron difíciles, hasta que fui encontrando algunos rincones de mi hogar para realizar mi actividad sin afectar al resto de mi familia.
Me levanto temprano y sigo con la costumbre de leer periódicos ahora digitales. Y de lo que no me pierdo es “la mañanera” de AMLO, que se ha convertido en un circo, donde hay de todo, desde pasajes históricos, frases célebres, regaños públicos, refranes y dichos populares. Un presidente populista, que trata de imponer lo que piensa a base de repetirlo todos los días, que adapta su discurso a las circunstancias, al grado de asegurar que la pandemia y la crisis económica, “le cae como anillo al dedo a la 4T”. Lo escuché y no lo creía.
Y al buscar refugio o entretenimiento en “las benditas” redes sociales, me encuentro con un debate estéril, sin fundamentos, sin bases, una lucha entre opositores y simpatizantes que nada aporta ahora que se requiere unidad. Mucho meme, fake news y una que otra cosa de interés. Así estoy, esperando que el covid-19 llegue y sea considerado con nosotros y que la economía familiar aguante la recesión del país. #QuedateEnCasa.
FB: Raúl Frías Lucio
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