Para determinar los costos de la energía es necesario establecer un costo financiero; es decir, establecer cuánto dinero cuesta generar una unidad de energía. Por ejemplo: para generar energía por la vía nuclear se debe invertir unos cuantos miles de millones de dólares y por cada millón invertido podría generar unos 4 mil 700 MW.
Para construir un parque eólico se deberán invertir unos 750 millones de dólares, y para un parque solar fotovoltaico 1 mil 200 millones de dólares; sin embargo, lo que estas tecnologías generan de energía al año es muchísimo menor de lo que genera el reactor nuclear.
Un reactor trabaja el 80% de su vida útil generando energía, mientras que las celdas fotovoltaicas solo lo hacen en presencia del sol y los parques eólico cuando hay condiciones de viento para que las hélices se muevan.
Pero a pesar de esto, si hay un accidente en una planta nuclear no se paga el impacto al medio ambiente. Y es que en esto de las energías no solo es importante saber cuánto dinero cuesta generar una unidad de energía, sino también el impacto que tiene en el medio ambiente y el coste de posibles riesgos o accidentes.
Entre la generación de energía eléctrica de una central nuclear -que es más eficiente pero tiene costos potenciales por accidentes muy altos- y las centrales fotovoltaicas y las centrales eólicas hay otras opciones como las hidroeléctricas o las termoeléctricas. Una termoeléctrica que funciona con combustibles fósiles (carbón, gas o petróleo) tiene un costo de 1 mil 100 millones de dólares por MWgenerado, pero se debe considerar lo que cuesta tener la turbina trabajando; es decir, lo que cuesta extraer ese petróleo, gas o carbón.
Como ya dijimos, el costo ambiental también debe considerarse; ese costo ambiental se mide en función de la huella de carbono que deja en el planeta obtener. Es decir, la cantidad de gases contaminantes con efecto invernadero que se emiten a la atmósfera para generar algo.
Extraer petróleo por bombero genera 2,7 kg de CO2 por cada litro de gasolina. Con inyección de vapor, la huella aumenta un 20%. Para la fracturación hidráulica es mayor. Con los biocombustibles se debe agregar al cálculo la huella de carbono que deja la fase de la agricultura.
Fabricar una central solar fotovoltaica produce una huella de 34,3 g CO2 por cada kWh. La huella de una central térmica fósil es tres veces mayor. Pero la energía fotovoltaica no produce CO2, mientras que la central térmica de gas natural de ciclo combinado se produce 436 g/kWh adicionales; y con carbón, 915 gr/kWh.
La energía limpia es aquella que no se produce, lo importante es evaluar todos esos costos asociados directos o indirectos, reales y potenciales de una central.