Se entusiasmaron mucho en la derecha porque lograron una afluencia para ellos muy cuantiosa en un foro virtual en twitter con el tema de solidaridad para Loret de Mola, alucinan creyendo que es el principio de un gran movimiento que logrará detener a Andrés Manuel, expresaron sus emociones esperanzadoras en que ahora si surgirán después de uno y otro intento fallido (BOA, FRENA, Va por México y demás ocurrencias) y que no han podido amalgamar una oposición que instaure un contrapeso político.
Hoy, a su interpretación surge una nueva oportunidad con la coyuntura de una confrontación pública con el seudo periodista que reconoció y se disculpó por haber hecho un montaje contratado por el actual encarcelado por narcotráfico Genaro García Luna, así se crean sus castillos en el aire, pensando que tendrán un impacto electoral cuando realmente son ficciones que ellos mismos se inventan y se creen, porque no hay tal fuerza política ni social que logre encausarse contra el presidente, no tienen liderazgos con autoridad moral, su ruido es solo en redes sociales, no están dispuestos a organizarse en físico fuera del internet desde la comodidad de un celular.
Loret pertenece a una elite de comunicadores que se hicieron millonarios con recursos públicos, creados como figuras públicas desde la televisión que fueron siempre instrumentos del viejo régimen derrocado, periodistas de gran influencia mediática que tenían la capacidad de construir o destruir personajes en la política de la noche a la mañana, callaban frente a la corrupción de los gobiernos del PRIAN, mintieron y calumniaron todo el tiempo en dar la información, ocultándola o tergiversándola, callaban frente a los fraudes electorales, tenían contratos con torrenciales cantidades de dinero, estaba todo acomodado, cada quien jugaba su rol, lo único que les falló es que perdieron la elección y perdieron el poder, el presupuesto, la credibilidad, se les derrumbó todo.
Muchos periodistas como Loret no juegan un papel de comunicadores, se asumen como operadores políticos abiertamente, desde su posición se dedican a crear fantasías con el único fin de calumniar, en el que su guion emociona a los que nunca apoyaran al presidente porque se les arrebataron privilegios; por otro lado, hay periodistas en cada región del país que se arriesgan por tener la noticia e informar, con ética y profesionalismo, con imparcialidad que han hecho observaciones al gobierno y éstas han servido para corregir, auténticos comunicadores que viven en la austeridad y hasta en la pobreza; por eso, es completamente anormal, inverosímil que un periodista gane más de treinta millones al mes como es el caso de Loret, que no informa, difama con intención política.
Por eso es entendible el papel que están jugando algunos medios de comunicación y algunos comunicadores que eran beneficiados con cuantiosos “convenios publicitarios” de gobierno, todo eso les fue cancelado, y hoy dibujan y se inventan que el presidente está furioso y desesperado cuando esos sentires los afloran ellos, les venden la idea a sus financiadores que están a punto de derrocar al presidente más votado de la historia para que les fluya más recursos a su insaciable avaricia de dinero, que en honor a la verdad, el presidente se percibe feliz y tranquilo, satisfecho de lo que está logrando, con mediciones cotidianas pulsando el sentir social sobre su desempeño que lo tiene disfrutando el cariño de la gente a ras de suelo.
¿Acaso creen que lograran persuadir a todo un pueblo que las cosas están tan mal que deberíamos de regresar al antiguo régimen del PRIAN que describen como si fuera Suiza?
Imposible, será este un intento más de la extraviada oposición, Andrés Manuel ganará la continuidad del mandato que traerá sensaciones de triunfo que impactarán en las elecciones de seis gubernaturas de este año las cuales se sumaran a las 18 que tiene morena para llegar a 24 de 32 y que muy seguramente en 2023 se ganarán también Coahuila y EdoMex para llegar a 26 de 32 entidades, es muy desalentador el panorama político electoral para la casi exterminada oposición en México, que en otras palabras, es la consolidación de una transformación avalada y protagonizada desde abajo, desde el poder popular.