Si en el círculo político le quieren dar una lectura al inicio del periodo ordinario de la sesión de la 61 Legislatura del Congreso local, sirve la presencia de Ignacio Mier Velazco.
El legislador federal es el líder cameral en el Palacio Legislativo en San Lázaro, y es uno de los aspirantes a la candidatura a gubernatura en 2024.
Con mayoría de Morena, 18 escaños y sumados los de sus partidos satélite PT, con 4 y PVEM 1, los partidos de la 4T serán mayoría con 23 diputados de los 41 que integran el Congreso.
En general, los posicionamientos de los diputados designados por la bancada fueron moderados, algunos grises y otros demagógicos, pero no fueron estridentes ni traían la espada desenvainada.
Abrió la ronda el diputado novato del PVEM con el discurso animalista de protección que ni realizan ni nadie les cree, pero sirvió para tirarse al piso y ponerse de alfombrita al Ejecutivo estatal, en su papel de meretriz de la política.
Al representante del partido satélite de la 4T, Mariano Herrera, además de necesitar un curso básico de dicción para poder leer, no le caería mal otro sobre moralidad y honestidad.
Para tener la lengua larga debe tener la cola corta, porque en la verborrea del petista se llenó la boca para hablar contra la corrupción, pero sin autoridad moral.
El INE le aplicó una multa de 120 mdp al PT del cacique Alberto Anaya, porque la esposa de éste, Guadalupe Rodríguez, pasó a sus cuentas bancarias personales millones de pesos del gobierno de Nuevo León de los Centros de Desarrollo Infantil (Cendi) para triangularlos a las campañas del PT.
Herrera deplora las obras faraónicas, pero ha sido beneficiario de millones de pesos de los gobiernos en turno con los Cendi; recibe del gobierno federal 800 mdp anuales.
Si la sesión de ayer fuera un concurso de oratoria, el meceista Fernando Morales lo podría ganar; el contraste fueron los lugares comunes del discurso del priista Néstor Camarillo, así como el neutral blandengue del panista Eduardo Alcántara.
La bancada de Morena seguro tenía un mejor tribuno, porque el designado al “bateo” casi evoca el rezo mesiánico: “¡Es un honor estar con Obrador!”.
Pablo Ruiz