Política

PRI, colero y en extinción

Si dos décadas atrás se hubiese insinuado, quizás como una mala broma, una alianza electoral entre el PRI y PAN, además de improbable, era una locura.

A principios del año 2000 el Partido Revolucionario Institucional ya apestaba, una vez consumada la alternancia con la llegada del conservadurismo a la Presidencia de la República.

Se decía entonces, posterior a la estrepitosa derrota del candidato del oficialismo, Francisco Labastida Ochoa, que el PRI era un cadáver político, pero se negaba a morir.

Cuando todavía movía la colita el dinosaurio, los priistas recibieron respiración de boca a boca de dos frustrantes sexenios albiazules que no destruyeron las estructuras del viejo régimen.

Oxigenado por el neopanismo, los neoliberales del priismo se reagruparon con una resucitación, con una generación joven de políticos priistas encabezados por Enrique Peña Nieto.

Un último gobierno federal del priismo que cerró con el peor escándalo de corrupción, y es tal la magnitud del fenómeno que hasta el expresidente está impune, mientras integrantes de su primer círculo, incluidos ex gobernadores, están presos o lo serán en breve.

En Puebla debió pasar una década después del año 2000 de la alternancia en el gobierno federal para que el priismo fuera echado a patadas del gobierno, protagonizado por la caída con el marinismo.

Si en el país, con el fortalecimiento del movimiento de transformación a través del partido Morena, el PRI ha venido desapareciendo en las arenas movedizas de la corrupción, en Puebla se ha hundido.

Con el barco en naufragio, muchos priistas abandonaron la nave y su tablita de salvación ha sido Morena y el proyecto presidencial del priismo nacionalista convertido en dicho partido.

Lo mejor del nacionalismo revolucionario se reagrupó en torno al movimiento lopezobradorista, en buena medida a esa postura se sumaron personajes como Manuel Bartlett Díaz.

Pero del barco en naufragio saltaron a Morena también personajes como Elba Esther Gordillo y Napoleón Gómez Urrutia, por mencionar lo peorcito de ese régimen.

En Puebla hicieron lo propio los priistas, lo peorcito también, ligados al marianismo, políticos y empresario, hoy están en la primera línea de la Cuarta Transformación.

Del priismo poblano que se quedó con las siglas y el edificio sede, hoy ya es intrascendente, un partido en proceso de extinción que va de colero en una alianza con el PAN y el PRD en el estado.

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Pablo Ruiz Meza
  • Pablo Ruiz Meza
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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