La presencia del líder de la CTM, Leobardo Soto Martínez, en la marcha del gobierno de Morena en apoyo al Presidente, refleja la realidad de la llamada nomenclatura política priista.
Soto, lo mismo se alineó al morenovallismo que al morenismo. No tiene nada de extraño porque es la cultura priista del reacomodo, al hundirse el barco del otro partido-gobierno, el PRI.
La presencia del dirigente sindical cetemista solo se alinea a la postura nacional de la CTM, que ha encontrado en el gobierno de la 4T cómo mantener sus privilegios, como le ocurrió a la charrería sindical en los sexenios del PAN con Vicente Fox y Felipe Calderón.
La presencia de Leobardo Soto y el contingente cetemista, más allá de un acto de cinismo político individual, es un acto de honestidad política porque más de un priista poblano asiste a los actos públicos del PRI, pero en privado son los operadores políticos del gobierno de Morena.
Al hundirse el barco, muchos priistas, la mayoría, saltaron a los salvavidas que les lanzó Morena en las seccionales, municipios y distritos electorales, para finalmente subirse ahora al barco de la 4T.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) no solo está debilitado, sigue en un proceso de extinción para convertirse en una franquicia esquelética, como le ocurrió al Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Así como apareció Leobardo Soto en la marcha de Morena de apoyo a AMLO, en las elecciones de 2024 van a figurar cientos de priistas en las boletas electorales de los comicios locales, bajo las siglas del partido guinda.
Y es cierto, como lo aseguró el presidente del CDE del PRI, Néstor Camarillo, no habrá desbandada porque ya no hay quien se vaya del PRI.
Muchos priistas tienen un pie en Morena y otro en el PRI, y así se reflejará en las elecciones a gobernador, diputados y alcaldes.
Si esos son los aliados electorales priistas que marchan y operan para Morena, las dirigencias estatales del PAN y PRD deberán hacer algo distinto para las elecciones locales y federales en Puebla con la coalición Va por Puebla.
Si el líder priista y diputado local Néstor Camarillo ya denostó al alcalde panista Eduardo Rivera Pérez, se trata del primer mensaje de la ruptura de la unión por conveniencia, porque el legislador no conoce ni la cortesía, ni la lealtad política.
Pablo Ruiz
