Es absurdo. El ex tesorero Francisco Javier González, del PAN, hizo una inversión de riesgo y perdió 37 millones de pesos en Metrofinanciera. No le hicieron nada. No hubo elemento de prueba para denunciarlo penalmente.
El ex tesorero, Roberto Pesquera, del gobierno del PRI, en cambio, hizo un contrato de 262 mil pesos, y ya le giraron una orden de aprehensión.
Es ridículo. El daño de González podría ser 100 veces mayor al de Pesquera, pero la reacción del PAN, en un caso y otro, es distinta.
Un tesorero del PAN del Gobierno de León que hizo una operación extraña que provocó un daño de 37 millones de pesos, ni siquiera fue investigado. Francisco Javier González no fue denunciado penalmente, a pesar del daño al erario público, en condiciones extrañas. Al contrario, lo premiaron dándole un cargo como empleado administrativo de la Comisión Estatal del Deporte y hoy día trabaja como contralor interno en la Universidad Tecnológica de León (en el gobierno del PAN). De hecho, nunca le ha faltado trabajo en el Gobierno del Estado. Francisco Javier González fue protegido, arropado, defendido, escondido y premiado. No importó que haya provocado un daño al erario de 37 millones.
En cambio, con el tesorero Roberto Pesquera, el PAN aplica todo el peso de la ley, incluso con interpretaciones extrañas de la Ley. Pesquera es acusado por peculado y ni siquiera hay información oficial sobre el caso. Lo único que se sabe en el amparo es que hay un pago de 262 mil pesos y lo acusan de beneficiarse. ¿Y quién se benefició de los 37 millones?
Así está la justicia en León.
Como lo decía Benito Juárez. Para los amigos –como Francisco Javier González–, justicia y gracia. Para los enemigos –como Pesquera–, la ley a secas.