Es como un juego.
Los inspectores de mercados corretean a los vendedores ambulantes en las mañanas. Y en las tardes regresan.
Así es casi todos los días.
Llegan los inspectores.
Corren los ambulantes.
Limpian la estación de las orugas.
Pero apenas se van los inspectores, regresan los vendedores ambulantes.
Ve voy. Te vas. Regreso.
Me quitas. Me quito. Al rato regreso.
Es una lucha de nunca acabar.
El nuevo Gobierno Municipal ha realizado operativos casi todos los días para quitar a los vendedores, pero no ha sido sencillo.
El mercado es muy bueno. Cientos de miles de personas se mueven diario en las Orugas y representan una gran fuerza compradora. En las estaciones hay donas, churros, papas, dulces, chocolates y golosinas.
Por lo mismo ha crecido la presencia de vendedores de toda clase de productos, sobre todo en el pasado gobierno. El PRI los dejó crecer. No hubo supervisión ni control.
Hoy está aquí el gran problema.
Los inspectores los corretean.
Los vendedores salen corriendo.
Diario es la misma historia.
Unos llegan. Venden. Corren. Regresan. Otros llegan. Corretean. Multan. Quitan. Limpian. Y se van.
Es como un juego.
@pccarrillo
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