Cultura

Desolación

Queridos lectores, les contaré una historia que sucedió durante la segunda mitad del siglo XI, en una lejana villa feudal enclavada en los montes Apeninos. Pues bien, resulta la mayoría de las mujeres y los hombres de valor, de ese pueblo, se unieron al ejército del rey para invadir Lomardía.

Por lo cual, en la aldea solo quedaron los veteranos lisiados de otras guerras cargados de amargura y frustración, las chismosas  del pueblo llenas de superioridad moral y uno que otro cobarde que se ocultó de la leva cuando buscaban guerreros para la misión.

Tampoco fueron a la guerra los hijos consentidos del señor feudal, el sacerdote y un puñado de desarrapados que vivían a costa de la caridad y los mendrugos de pan que les daban los habitantes del pueblo, que dicho sea de paso, estos limosneros se escondían también de la guerra y de cualquiera trabajo que se ofreciera.  

Cierto día, un bardo con dotes de mago y merolico llegó a la villa, y además de cantar las hazañas de los héroes locales en la guerra, daba cuenta, cantando, de las noticias que sucedían por otras partes del mundo. Por su estupenda forma de decir las cosas, el bardo se convirtió también en el dador de las noticias, los anuncios y los chismes del pueblo. Claro, el daba las noticias como le daba la gana o como le convenía a quien le regalaba un par de monedas.

Cierta tarde, cuando el bardo ya era el amo y señor de las noticias en la región, se encontró con un comerciante que recorría la ruta de seda. Este le contó que en el lejano oriente una rara y muy contagiosa enfermedad había hecho estragos, por lo cual, era posible que el negociante también estuviera infectado. Por supuesto, rápido y veloz, el juglar dio aviso en el pueblo.

Los gritos y los murmullos no se hicieron esperar, los lisiados de inmediato se declararon especialistas en la enfermedad, las chismosas, por su lado, entraron en un estado de pánico el cual extendieron por toda la aldea. En tanto, el párroco “tranquilizaba” a los desposeídos diciéndoles que esa enfermedad solo afectaría a las personas que tienen dinero para comprar la seda traída de oriente, siempre y cuando, se pusieran a su disposición por sí había algún linchamiento por realizar.

 Mientras tanto, en el Castillo, los hijos del señor feudal, que se dieron cuenta que la enfermedad les afectaba, pues notaron la ausencia de los sirvientes en sus cocinas, e intentaron minimizarla o desacreditarla, también, por medio del bardo.

Ante tal situación, el único ganador fue el juglar encargado de diseminar los chismes por cuenta de cada uno de los interesados, provocando turbas iracundas que iban de un lado a otro linchando y quemando cuanta persona tuviese alguna opinión mesurada al respecto.

Al tiempo, cuando regresaron los combatientes y encontraron la villa hecha ruinas le preguntaron lo sucedido al bardo, quien listo para partir a otra aldea, les respondió que la desolación solo es la consecuencia de aceptar todos los términos y condiciones al momento de registrarse en su red social. 

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Oscar Riveroll
  • Oscar Riveroll
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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