En días pasados escuché a unos mozalbetes referirse a un agente de la policía municipal como “cuico”. Puede ser que los “millennials” lo nombraron así, de manera despectiva, tal vez en esa natural rebeldía de juventud, o tal vez simplemente lo hicieron por costumbre, porque alguna vez lo escucharon de sus padres o de sus abuelos.
Por supuesto, en mi afán de “trolearlos”, me acerqué a ellos para preguntarles el significado de la dichosa palabra, y como era de esperarse, se quedaron pasmados y boquiabiertos al no saber la respuesta, acto seguido se ofendieron y victimizaron por qué “san Google” les hizo saber que cuico es un regionalismo chileno que significa boliviano, nada que ver con los gendarmes de esta jericayera tierra tapatía.
Por tal motivo, en esta columna hablaré de la palabra “cuico” en su apología policiaca-tapatía, y tal como lo hicieron decenas de cronistas y articulistas en décadas pasadas, intentaré explicar sus anecdóticos significados.
El primero se trata de un vocablo proto-yuto-nahua cuyo sonido es “kui” o “Quui” el cual significa agarrar. Esta palabra era utilizada por los indígenas caxcanes de Teúl, Zacatecas., cuando, en la época de la colonia, venían a esta tranquila provincia a comercializar sus productos. Por su parte, el en libro “Guadalajara del siglo XVI” el Dr. Chavez Hayhoe nos menciona que los mismos nativos del Teúl utilizaban la voz “cuicón” descrita como “un sitio para cantar” o “el que canta” en clara referencia a “los serenos”, aquellos policías que por las noches, desde su ronco pecho, anunciaban que las calles se encontraban tranquilas, ¡oh cuanto extraño aquellas épocas!
Pero, a decir verdad, el significado más interesante para mí es el que explica una vieja y divertida anécdota, resulta ser que en la esquina Suroeste del Palacio de Gobierno Civil estaba inscrito sobre la cantera el segundo versículo del Salmo 126: “Nisi Dominus custodierit civitatem frustra vigilat qui custodit cam”, cuya traducción es: “Si el señor no custodia la ciudad, en vano la vigila quien la guarda”. Lo curioso es que en la esquina se dividía la frase, quedando únicamente a la vista, desde la perspectiva de la calle que venía del liceo de varones, las silabas “QUI” “CUS” justo en la parte superior de la comandancia de policía. Por supuesto, los bachilleres de ese entonces no tardaron en imponer el epíteto a los azules, el cual perdura hasta nuestros días.
A final de cuentas les di esta misma explicación a los curiosos mozalbetes, me despedí de ellos aconsejándoles consultar más en la biblioteca que en “San Google” y, antes de que me preguntaran que significa la palabra “biblioteca”, o que sí esa aplicación está disponible para IOS, me di la vuelta y me retiré apresuradamente del lugar.