Esta semana dio inicio la celebración más cristiana de occidente, misma que también es la más científica de las celebraciones, me refiero al "et quadragesimam paschae" o lo que es lo mismo, el periodo de la cuaresma, la semana santa y la pascua.
Ah chingao' ¿y por qué la celebración más científica? Se preguntará el vox populi, porque usted apreciado y finísimo lector seguramente ya sabe que la cuaresma no se inventó para comer capirotada, ni la semana santa se ideó para irnos a Los Camachos y menos que la pascua se hizo para ir a empeñar cosas al monte de piedad.
La realidad es que esa festividad conmemora la muerte y la resurrección del Cristo, en una traslación simbólica de los ritos paganos de la fertilidad agrícola. Pues siempre, después del invierno llega la primavera, época idónea para sembrar los granos que alimentaran a las aldeas.
Pero ¿lo científico de dónde viene? Pues en aquellos entonces, al principio de la era cristiana, existía una gran confusión para determinar la fecha exacta de la muerte y resurrección del mesías. Como era lógico, los primeros obispos de la iglesia no querían que dicha conmemoración se celebrase, ni en la fecha equinoccial de la celebración pagana, ni que coincidiese con el pesaj judío. Por lo cual, durante el concilio de Nicea en el año 325 se llega a los primeros acuerdos: celebrar la pascua en domingo, no coincidir con la pascua judía y no celebrar dos pascuas el mismo año (en aquellos tiempos el año nuevo se festejaba en el equinoccio de primavera).
Sin embargo, fue hasta el año 525 que el monje matemático Dionisio el Exiguo creo el cálculo del "anno domini" o "computus alejandrino" para determinar la fecha exacta de la pascua sin romper las reglas del concilio de Nicea.
El "Computus" se trata de un cálculo de 28 variables donde la premisa principal es que la pascua debe de realizarse el domingo siguiente a la primera luna llena de la primavera en el hemisferio norte, con una excepción: sí la luna llena cae en domingo, entonces la pascua se traslada al domingo siguiente para no coincidir con la festividad judía. Luego entonces, con este conteo, determinamos que la pascua no puede ser antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril.
Para definir calendarios durante el renacimiento, los monjes utilizaron el principio del número áureo mediante la subdivisión de los cocientes, con resultado de doce variables y dieciséis excepciones. Afortunadamente, para el siglo XIX se comenzó a utilizar el algoritmo de Butcher, donde el mes se convierte en el cociente de la división, lo cual nos da fechas exactas a partir del año 1,538 (calendario gregoriano).
Hoy en día, en la etapa tecnología podemos definir fácilmente la fecha de pascua con diecisiete algoritmos o metodologías diferentes, ósea, con solo googlear sabremos si nos vamos en vacaciones a Guayabitos, al balneario o de plano nos quedamos, solo por gusto, a hacer las ecuaciones para conocer cuando será la siguiente pascua.