No hay tiempo para la vergüenza es el título del nuevo reality show de Netflix que sigue la vida del diseñador gay argentino Santiago Artemis. El nombre del programa puede hacer referencia a dos cosas: la primera, a la actitud descarada y encantadoramente arrogante de su protagonista o la segunda —que es la que nos interesa—, a la vergüenza que nos produce proyectar nuestra identidad de género.
Santiago es un hombre de 26 años que no tiene ninguna barrera de género. Prácticamente diario usa tacones, tiene una fascinación por las blusas y los vestidos, hace fiestas temáticas luciendo pelucas y atuendos tradicionalmente femeninos de los años 70, se maquilla, en fin, fluye entre los géneros con una libertad que se contagia y justamente ahí esta el valor de esta producción, en que Santiago ayuda a normalizar que podamos expresarnos (en este caso a través de la moda) como nos de la gana, quitarnos la vergüenza de lucir aretes o tacones o blusas si eso nos hace felices. Llegar a ese punto no ha sido sencillo para el diseñador, sabe que lucha contracorriente, pero que nada es mas importante que la congruencia con su vida.
Además la emisión se da la oportunidad de tocar otros temas sociales relevantes como la lucha por las mujeres y su derecho a abortar o el gobierno laico, cosas por las que realmente nos debemos ocupar, no por lo que quiera vestir cada quien.