El asunto con problemas como el racismo, el clasismo o la homofobia, es que los tenemos tan normalizados en la sociedad mexicana que no nos damos cuenta cuando estamos siendo racistas, clasistas u homofóbicos ¿Un claro ejemplo? Gritar “puto” en los estadios. Los hombres y mujeres homofóbicos que lo hacen, dicen que es una tradición, que es algo cultural, que es algo de juego, que no tiene importancia.
Lo mismo ocurre con el clasismo. Antes, decir la palabra “india” para insultar a una persona por su clase social era algo muy común en los mexicanos, aquel que lo niegue está mintiendo y siendo parte de una doble moral. En años recientes nos dimos cuenta que es un insulto muy fuerte y por fortuna su uso se ha disminuido.
Y esto mismo ocurre con el racismo, creer que todos los asiáticos son iguales, en particular los de Japón, Corea y China. Creer que es chistoso que “hablemos como coreanos” frente a una persona de esa nacionalidad con un acento que fortalece estereotipos que ridiculizan a las personas. Facundo, como conductor del equipo de Azteca en el Oscar se atrevió a hacer esto frente al ahora Mejor Director por la cinta Parásitos y ese tipo de terribles acontecimientos ocurren cuando la empresa responsable de esta transmisión no toma con seriedad un evento de esta naturaleza, donde el mensaje justamente fue una mayor diversidad para evitar esos penosos comportamientos.