Política

La fórmula del triunfo

  • Vuelta prohibida
  • La fórmula del triunfo
  • Néstor Ojeda

La semana pasada, en este espacio hablamos del encono que ha invadido la arena pública y de cómo el odio, la discriminación, la descalificación y la consigna son los ejes sobre los que gira la acción de todas y cada una de las fuerzas políticas y sociales en México que bautizamos como la fórmula de la derrota; hoy es obligado hablar de la posibilidad de un camino distinto, de que es posible construir algo parecido a una fórmula de triunfo.

Hoy, como dijimos, la estrategia de partidos, gobierno, oposición social y grupos de interés económico es de suma cero, pues se reduce a la aniquilación del otro, del contrincante, del diferente. Sin embargo, para elaborar esa nueva fórmula, la del éxito, hace falta voluntad.

Los otros ingredientes ahí están para quien quiera verlos: reformas estructurales, una creciente cultura de transparencia, una acelerada expansión de internet y el número mexicanos con acceso a la web, una sociedad cada vez más vigilante y crítica gracias a las redes sociales, mayor competencia en los medios gracias a la irrupción digital, la aceptación de la equidad de género y empoderamiento de las mujeres, gran preocupación sobre el ambiente y una creciente reflexión y rescate de valores universales como la honestidad, la no violencia, la no discriminación, la cooperación y el respeto.

Todo esto se opone a los ingredientes de la confrontación, como son la corrupción, la violencia, la intolerancia, la opacidad, la carencia de autocrítica, la complicidad, el tráfico de influencias, la falta de participación ciudadana y el abuso de poder.

La situación está tan crispada que desde la óptica de las autoridades de todos los niveles de gobierno cualquier crítica tiene como origen y objetivo denostar y descarrilar su gestión y el antigobiernismo enceguece a grado tal a amplios sectores y grupos sociales que cualquier esfuerzo oficial es por definición malintencionado y su rechazo llega al grado de generalizar todo lo gubernamental como un mal a destruir para lograr el rescate del país, si es que luego queda algo de país que rescatar.

De un lado y otro no consideran la posibilidad de que, por ejemplo, la crítica a funcionarios o programas de gobierno puede ser una herramienta útil para corregir y mejorar el rumbo o que haya acciones de gobierno que sean pulcras y tengan resultados positivos para resolver algún problema o beneficiar a uno o muchos grupos sociales.

En fin, que ahora quizá sea momento de que unos y otros se abran a la posibilidad de que hay que corregir el rumbo y que para ellos es necesario cooperar y abrirse a escuchar al otro, aceptar a quien piensa diferente y que nadie puede tener toda la razón. Ese quizá sería el primer paso para conseguir el éxito para todos y poco a poco, paso a paso, elaborar la fórmula del triunfo.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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