Venía escuchando la mítica canción Last dance, de Gloria Gaynor, lanzada en 1978. Tengo que decir que a pesar de tener gusto musical de una época distinta a la que me tocó nacer, yo la conocí hace apenas unos años; sin embargo, en esta ocasión me hizo reflexionar sobre el último día de la vida de cada quien.
Last dance (último baile) me hizo pensar en la respuesta a esta pregunta. Si hoy fuera el último día de tu vida, ¿qué harías? Si hoy fuera tu Last dance, en palabras de Gloria Gaynor, ¿qué estarías haciendo? ¿en quién pensarías? ¿a quién llamarías? ¿a quién irías a ver para despedirte? ¿te aislarías o buscarlas compañía? ¿qué comida y bebida elegirás? ¿con quién pasarías la noche? ¿te sentirías tranquilo o con miedo? Vamos por la vida pensando en que ese último día nunca va a llegar; sin embargo, ese último baile es de las pocas cosas seguras que tenemos en esta vida.
La respuesta puede ser tan simple o compleja como cada quien la quiera hacer. Un día no nos da mucho tiempo como para lograr un sueño no intentado, como para demostrarle a la gente que amamos lo mucho que nos importa o para corregir nuestros errores del pasado. Un día es muy poco tiempo para muchas cosas, pero mucho para otras más, como recordarle a los que amamos lo mucho que nos importan, perdonar y perdonarnos a nosotros mismos, sonreír genuinamente por los años ganados y sentirnos tranquilos al despedirnos de este trayecto llamado vida.
Es muy difícil saber cuándo será nuestro último día o nuestro último baile. Por eso yo los invito a que así intenten vivir, sabiendo que hoy puede ser su último día e intenten sacar lo mejor del día, lo mejor de ustedes, lo mejor de los que los rodean. Que abracen, besen, bailen, canten. Hagan las cosas con amor, que nunca pierdan la ilusión de lo cotidiano y que día a día hagan de su vida un gran baile, uno de esos inolvidables bailes.