La cada vez más icónica conmemoración del “Día de la Mujer” sirve de análisis para insistir en lo que todos sabemos: la enorme disparidad y enorme brecha que todavía subsiste en todos los órdenes entre hombres y mujeres en nuestro país. Y seguramente en distintos grados en todos los demás. Sin embargo, hay que recordar que al menos hay una fecha adicional, específicamente dedicada a la no violencia contra las mujeres y que tiene lugar el 25 de noviembre. Esta última, desde luego, tiene origen distinto ya que corresponde al recordatorio del salvaje asesinato de las hermanas Mirabal en 1960 por el entonces dictador dominicano Leónidas Trujillo. Pero en México los motivos sobrarían para traer a la memoria la cantidad de injusticias y hechos en los que la mujer ha sido objeto de atrocidades, discriminación, violencia, muerte como en las Mujeres de Juárez, y hasta de olvido, como los cientos de costureras que murieron en los talleres de San Antonio Abad de la Ciudad de México en los sismos de 1985.
Las estadísticas mundiales y nacionales nos ubican en condición muy precaria para mostrarnos a la fecha como una nación lejana de dar protección, seguridad e igualdad de oportunidades a las mujeres. Nada de eso. Los “avances”, que ciertamente los hay en materia legislativa y organizaciones sociales, por ejemplo, están distantes de cumplir objetivos que hagan pensar en un cambio real a corto plazo. Poco a poco, muy lentamente, se destraban algunos de los “tabúes” en los que se centraba la limitación a la mujer para participar en la economía, la política y la vida social pero las cifras manifiestan lo largo del camino para conseguirlo.
Si se trata del mercado laboral, aunque la mujer representa ya 42 por ciento de la ocupación, es mucho menor el porcentaje de quienes lo hacen formalmente (el más bajo índice en datos de la OCDE), en tanto que en Jalisco solamente el 47 por ciento tiene empleo remunerado contra el 74 por ciento de los hombres. Además, hay que considerar que el trabajo “no remunerado” en la mujer implica cinco horas adicionales de labor y en el hombre apenas dos. Y, por si fuera poco, vale la pena recordar que al menos un 28 por ciento de las mujeres son madres solteras o separadas y que, en la mayoría de los casos, se constituyen en el sostén principal de sus hijos, lo que las obliga hasta el doble de trabajo complementario.
Ciertamente un renglón alentador es el incremento en los niveles de educación de la mujer, incluyendo el posgrado pero, por ejemplo, esto no necesariamente se traduce en mandos y participación económica. La famosa lista de los “Cien Grandes Empresarios” de México muestra solamente tres figuras femeninas, sí, únicamente tres (3%): María Asunción Aramburuzabala (Tresalia Capital) y, de media tabla abajo, Laura Zapata (Envases Universales) y Blanca Treviño (Softek). En el medio empresarial la participación de la mujer es apenas del 16 por ciento y a nivel de mandos empresariales del 6.1 por ciento.
En cuanto al llamado “empoderamiento” político, sólo hay que pensar que la Cámara de Diputados tiene un 33 por ciento de mujeres y la Cámara de Senadores apenas el 22. Gobernadoras solamente hay una, Claudia Pavlovich, de Sonora, que por cierto es apenas la séptima mujer en lograr ese cargo en México desde que Griselda Álvarez lo alcanzó en Colima en 1979. Claro, ahora habrá que esperar que las nuevas leyes electorales en cuanto a “paridad horizontal” y “paridad vertical”, eviten las “juanitas” y en realidad den opciones a la mujer. En Jalisco la oportunidad de candidaturas y regidurías es de 770 posiciones para las mujeres que, sin embargo, habrá ver si ganan o pierden.
Pero, desde luego, es el aspecto de violencia el que más conmueve. Con las cifras de Jalisco cómo vamos (“Ser Mujer en GDL”), se manifiesta que el 71 por ciento de nuestras jaliscienses se siente insegura en la calle y que, vaya dato, el 74 por ciento ha sufrido violencia emocional, física o sexual, muchas veces en su propio hogar ya que el 32 por ciento de feminicidios se comete en el propio hogar. A nivel nacional las cifras son espeluznantes: 23 mil muertes violentas de mujeres en diez años (una cada cuatro horas), además de que se estiman a la fecha más de 3 mil mujeres en calidad de desaparecidas. Jalisco en especial está entre los cinco estados donde se cometen más feminicidios, el más reciente y punzante el de la estudiante Karina Montserrat González.
No por nada en Jalisco, según el estudio citado, 58 por ciento de las mujeres percibe una alta desigualdad, no tiene tranquilidad ni al subir al transporte público y cree más de la mitad que no hay garantías de tranquilidad para ellas en la ciudad. Además, una tercera parte siente que está muy vigente aún la discriminación de género y alrededor del 10 por ciento incluso afirma que ha sido víctima de ella.
La verdad no saldamos nada con la conmemoración de una fecha, de un “Día de la Mujer”. Es enorme el déficit de atención hacia ellas. No se paga con un “día”, ni con todos los del año. Mejor pensar qué hacemos, juntos, para que llegue un futuro cercano en que la equidad, la igualdad y la justicia, imperen verdaderamente en materia de género.
Twitter: MiguelZarate_12